el contrapunto
Feijóo, no vayas, no pactes
Sánchez no te cita a una reunión, te prepara una emboscada de la que saldrás herido o muerto
Sánchez, de hinojos (15/12/23)
Sánchez perpetra otro libro (11/12/23)
La cortesía institucional impondría que una invitación del presidente del Gobierno fuese aceptada en los términos escogidos por el anfitrión. Así sucedió en España mientras existían dos partidos de Estado. Hoy solo queda uno: el PP. La cortesía institucional no rige cuando al frente del ... Ejecutivo se encuentra un personaje que ha alcanzado dicho puesto recurriendo a la mentira sistemática, la traición a la palabra dada, la alianza con fuerzas cuyo empeño declarado es destruir nuestra nación y la legitimación de cualquier medio que le permita perpetuarse en el poder. La cortesía institucional es una actitud propia de caballeros de la política, categoría ajena a un individuo que justifica la concesión de una amnistía a los golpistas, negada con vehemencia tres días antes de las elecciones, apelando ala licitud de «hacer de la necesidad virtud», o entrega el ayuntamiento de Pamplona a Bildu después de presumir en su propio debate de investidura de estar sosteniendo con sus ediles a la alcaldesa desplazada. No hay cortesía institucional que valga cuando quien convoca la reunión tiene acreditada con creces la condición de tramposo, porque no te está citando a un encuentro susceptible de producir algún fruto, sino preparándote una emboscada de la que saldrás herido o muerto. Ese es el propósito perseguido por Sánchez al llamar a Feijóo a La Moncloa y la razón por la cual el gallego debería negarse a acudir.
El mismo Sánchez que consiente a sus socios separatistas señalar y amenazar a los jueces desde la tribuna del Congreso, el que ordena a los socialistas votar a favor de las comisiones de investigación destinadas a someter a juicio popular a los magistrados acusados de incurrir en 'lawfare' por hacer valer la legislación vigente, apela ahora a los buenos usos democráticos para exigir al líder de la oposición que responda a su llamada y se siente a negociar la renovación del CGPJ. O, mejor dicho, que se pliegue a sus condiciones y le permita tomar al asalto el órgano encargado de defender a los togados perseguidos por sus aliados, en aras de desarticular todo vestigio de resistencia y consumar la liquidación de la independencia judicial. De eso va la invitación envenenada cursada al dirigente del PP. Sánchez no busca cumplir precepto constitucional alguno, sino poner al Consejo del Poder Judicial al servicio de sus intereses personales. Núñez Feijóo lo sabe y no puede ni debe participar en ese enjuague. Ni por activa ni por pasiva. Él ha planteado una propuesta alternativa, consistente en cambiar la ley de manera a permitir que sean los propios jueces quienes escojan a sus representantes, y a esa oferta debe atenerse. Entre otras razones porque es la fórmula demandada por la Unión Europea, donde Sánchez ya no engaña a nadie después de exhibir ante Weber su verdadero rostro sectario, tan agresivo como peligroso.