EL CONTRAPUNTO
No habrá amnistía para Sánchez
Otegi, Junqueras y Puigdemont esperaban el advenimiento de un títere como Pedro 'el Bello' para manejarlo a su antojo
La Princesa y el caudillo (30/10/2023)
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Iniciar sesiónCuando pensamos que el caudillo socialista no puede humillarse más ante los independentistas, él da un nuevo golpe de riñón y les besa los pies. Crecido en el respaldo casi unánime de un partido que ha perdido toda conciencia crítica, toda coherencia ideológica y todo ... vestigio de moralidad para convertirse en una secta uncida al líder, Sánchez desmonta, pieza a pieza, los cimientos de nuestro Estado de derecho: el imperio de la ley, la igualdad de los ciudadanos, la separación entre poderes, la independencia de los jueces… Todo ello en aras de un único propósito obsesivo, elevado a la condición de bien supremo: su permanencia en La Moncloa.
En virtud de una paradoja siniestra –«parajoda», diría Cela– el presidente más débil de cuantos hemos conocido desde la Transición es quien se ha arrogado la potestad de dinamitar la Constitución nacida del mayor consenso jamás alcanzado por los españoles. Pensándolo bien, es lógico. Los empeñados en quebrar el espinazo de España, Otegi, Ortuzar, Junqueras y Puigdemont, esperaban el advenimiento de un títere como Pedro 'el Bello' para manejarlo a su antojo. Por eso le dieron cuerda con la moción de censura fraguada contra Rajoy (otro dirigente blando responsable en gran medida de nuestra actual postración), apoyaron su investidura tras la magra victoria de 2019, no sin antes arrancarle grandes concesiones, y ahora que, derrotado, se obstina en perpetuarse, lanzan el asalto final, condicionando su plácet a la rendición de los principios sobre los cuales se sustenta la nación. Un precio inaudito que Sánchez paga gustoso, jaleado por un PSOE reducido a la condición de palmero.
Amnistía, es decir borrón de los delitos de sedición, malversación y terrorismo, a los que se sumará el narcotráfico si el fugado de Waterloo consigue incluir en ella a su abogado, Boye. Condonación de 15.000 millones de deuda autonómica, que abonaremos el resto de los españoles a escote. Traspaso de los trenes de cercanías. Referéndum de autodeterminación, camuflado bajo algún eufemismo defendible por la tropa de tertulianos adictos a la causa. Hasta un «relator» encargado de vigilar el cumplimiento de los acuerdos, dada la bien ganada reputación de mentiroso que precede a uno de los firmantes. Acatamiento total de los dictados golpistas. Absoluta indignidad. ¿Cómo hemos llegado a esto sin que un solo socialista decente levante en el Congreso su voto? ¿Cuánta infamia más tragarán esos diputados andaluces, madrileños, valencianos o castellanomanchegos obligados a explicar a sus electores los privilegios sin cuento otorgados a catalanes y vascos?
No habrá amnistía para Sánchez en las páginas de la historia dedicadas a su mandato, donde será consignado como un traidor a la patria, el socialismo y la democracia. Tampoco le perdonarán las urnas, si es que volvemos a ellas. Si no decide que votar es algo propio de la derecha y se proclama generalísimo del Movimiento de Progreso.
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