tribuna abierta

Lecciones de Sevilla

La financiación al desarrollo no es caridad, sino inversión en seguridad, estabilidad y futuro compartido

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Ignacio Uriarte Ayala

Naciones Unidas ha convocado hasta ayer a delegaciones de más de 190 países, líderes mundiales, representantes empresariales y voces de la sociedad civil para repensar, juntos, el futuro del planeta. La IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo no ha sido una cumbre más, ... sino el mayor foro internacional para abordar cómo financiar el desarrollo sostenible en un momento en que la brecha de recursos supera los 4,3 billones de dólares anuales y más de 50 países están al borde del colapso financiero. Sevilla ha sido, por unos días, el escenario geopolítico donde decidir si el mundo es capaz de pactar un nuevo sistema financiero internacional que permita responder a los retos de nuestro tiempo.

La cita se produce en uno de los momentos más críticos para la ONU desde la Segunda Guerra Mundial. El sistema multilateral atraviesa una crisis de confianza, la arquitectura financiera internacional muestra signos de agotamiento y la geopolítica se cuela en cada decisión. El sistema internacional, diseñado para la cooperación y la prevención de conflictos, está fragmentado, con una ONU paralizada por vetos y rivalidades geopolíticas crecientes. El retroceso de Estados Unidos en la financiación internacional –ejemplificado por los recortes en agencias clave como Acnur, Unicef o la OMS y la retirada de Usaid en regiones clave– ha dejado un vacío que ni Europa ni los países emergentes van a poder llenar completamente. El resultado de este giro de la geopolítica multilateral será un mundo más inestable, donde los conflictos, el hambre y las migraciones forzosas se multiplicarán y, lejos de ser problemas lejanos, impactarán de lleno en la seguridad, la economía y la vida cotidiana en países como España.

Nuestro país necesita líderes, empresas y ciudadanos con visión geopolítica, capaces de comprender que la estabilidad y la prosperidad nacionales dependen de la capacidad de anticipar y gestionar los riesgos globales. La financiación al desarrollo no es caridad, sino inversión en seguridad, estabilidad y futuro compartido. La urgencia de definir con claridad el papel del sector privado en el desarrollo internacional ha sido una de las claves del encuentro. Las alianzas público-privadas deben evolucionar hacia marcos que permitan a las empresas desempeñar roles innovadores en la provisión de servicios esenciales, la transferencia de tecnología y la capacitación de personas, especialmente en sectores críticos como la energía y el agua.

Las empresas españolas con intereses en el exterior han sido de las primeras en comprender que, en el actual tablero internacional, la inteligencia geopolítica y la diplomacia corporativa ya no son opcionales, sino imprescindibles para sobrevivir y prosperar. Por eso, muchas de estas empresas han sido protagonistas de la IV Conferencia de Sevilla. En un contexto marcado por la volatilidad, la fragmentación y la rivalidad entre potencias, las grandes compañías han reforzado sus equipos de análisis de riesgos, incorporado perfiles con experiencia multilateral y desarrollado protocolos para anticipar y gestionar crisis internacionales que afectan directamente a sus operaciones y cadenas de suministro. La diplomacia corporativa se ha convertido en una herramienta estratégica para proteger intereses, reputación y personas en contextos de alta incertidumbre.

Sin embargo, este salto de las empresas debe ir acompañado de un esfuerzo paralelo en el ámbito político y de los medios de comunicación. España necesita elevar el nivel de conciencia ciudadana sobre el impacto real que tiene la situación internacional en la vida cotidiana. Es fundamental que los medios y los responsables políticos asuman un papel activo en la pedagogía pública, explicando cómo las decisiones y acontecimientos globales repercuten en nuestro bienestar y futuro. Solo con una ciudadanía informada y consciente podremos exigir y construir políticas exteriores y empresariales a la altura de los desafíos de un mundo interconectado, donde la frontera entre lo local y lo global es cada vez más difusa.

SOBRE EL AUTOR
Ignacio Uriarte Ayala

es Profesor de Relaciones Internacionales en ICADE

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