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una raya en el agua

La vida en serio

Garzón ha tenido que pillarse los dedos en una puerta giratoria para descubrir que la política es una trituradora de personas

Ese tóxico hechizo

Pateras contra el narco

Ignacio Camacho

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Al exministro Garzón han tenido que fastidiarle un empleo para que se dé cuenta de que la política es «una trituradora de personas». Ya es mala suerte que sean precisamente los tuyos los que boicoteen tu primer trabajo –bueno, la política también es un ... trabajo pero ustedes ya me entienden– aunque tampoco todo el mundo tiene la fortuna de llegar al Gobierno sin haber jamás cotizado. Sucede que el contrato en cuestión era de lobista en una consultora, uno de esos gabinetes de influencias donde antiguos altos cargos de diversos partidos desembarcan a través de las famosas 'puertas giratorias' contra las que los compañeros de Garzón, y él mismo, se han lanzado tantas veces en tromba. Y ahora la tromba de reproches le ha caído encima desde sus propias filas, con ese encono cainita tan frecuente en la izquierda comunista. Pablo Iglesias y compañía le han pasado al cobro las facturas pendientes de viejas rencillas. La venganza siempre se come fría.

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