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una raya en el agua

Políticos de granja

La guerra de los falsos currículos evidencia el vacío formativo del sistema de selección que rige en los partidos

La puerta del poder

Un potente contraindicio

Ignacio Camacho

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Esta guerrita de falsos currículos ha venido a certificar algo que los españoles ya sabíamos, y es la escasa preparación y la mísera experiencia laboral de nuestros políticos. Lo cual dice poco de quienes los elegimos –en listas cerradas, sí, pero las del Senado ... son abiertas y el efecto es el mismo– y menos aún del método de selección por principio de Peter que rige en los partidos. Multitud de jóvenes se afilian en su mejor período formativo, y se dedican a medrar en la organización a base de calentar el culo en reuniones, divulgar consignas en redes sociales y mostrarse receptivos a cualquier tarea que los dirigentes encarguen a su capricho. Con una pizca de suerte y constancia llegarán a concejales, diputados provinciales o enchufados en algún chiringuito, y si perseveran en la disciplina y el sectarismo pueden alcanzar un puesto en la asamblea regional, sentarse en el Congreso o hasta hacerse con una cartera de ministro. Entonces sienten remordimiento de sus exiguos estudios y engordan su trayectoria con títulos que no poseen, licenciaturas sin acabar o másteres ficticios, que es un modo oblicuo de admitir su vacío educativo, hasta que se descubre el pastel y quedan en flagrante ridículo. Y como no todos disponen de un aparato a su servicio dispuesto a encubrir el fraude con cortinas de humo propagandístico, se ven obligados a dimitir a la espera de ser recolocados en otro momio lo bastante discreto para eludir el escrutinio.

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