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UNA RAYA EN EL AGUA

Políticas líquidas

Ahora que están llenos los pantanos es cuando procede planificar una estrategia hídrica nacional a medio y largo plazo

Poder blando, poder duro

La leyenda del santo perdedor

Ignacio Camacho

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Ha sido decretar el cielo el final de este «confinamiento húmedo» de tres semanas largas y producirse en todo el país un frenesí de coladas, un desparrame en los parques, un asalto masivo a los veladores de las terrazas. El urbanita contemporáneo sigue llamando « ... buen tiempo» a los días soleados porque cree que el agua brota de los grifos por generación espontánea. Pero gracias a estos trenes de tormentas de febrero y marzo, a pesar de algunas inquietantes crecidas que han sembrado la alarma, se ha podido paliar en buena parte uno de los mayores problemas endémicos de España. Incluso los acuíferos agostados de la reserva de Daimiel han vuelto a llenarse por efecto de las borrascas, y a inundarse los suelos cuarteados de la marisma de Doñana. Buen momento para recordar que, al igual que los incendios forestales se combaten en invierno limpiando el monte, la sequía hay que afrontarla cuando la lluvia deja los pantanos colmados y la tierra empapada.

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