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una raya en el agua

El extravagante caso del acusador acusado

El supuesto de una Fiscalía sometida a las órdenes del reo es tan anómalo que no está contemplado en el ordenamiento

La tentación de la impaciencia

El Gobierno contra la Justicia

Ignacio Camacho

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Por mucho que Pedro Sánchez se empeñe en sostenerlo, Álvaro García Ortiz tendrá que dimitir cuando se le abra juicio oral en el Supremo. Debería escribir «si se le abre» pero después de las declaraciones de testigos de esta semana quedan pocas dudas al ... respecto. Pueden llamarme ingenuo por pensar que ni siquiera en la anormalidad política y jurídica del sanchismo un fiscal puede ser la vez acusado y acusador en un mismo proceso. Aunque hayamos visto muchas aberraciones en los últimos tiempos, ésta superaría cualquier parámetro de contradicción en (lo que quede de) un Estado de derecho. El supuesto resulta tan excepcional que ni siquiera está previsto en el ordenamiento; sin embargo, uno quiere creer que en la conciencia del investigado habite aún un mínimo resto de respeto no ya a la lógica forense sino a sus propios compañeros que han de actuar en la causa, a quienes pondría en el extravagante aprieto de deber obediencia estatutaria al reo.

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