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una raya en el agua

Espasmos autocráticos

Prescindir del legislativo es algo más que un tic autoritario. Es el signo más claro de la rutina cesarista de este mandato

La democracia exiliada

Se trata de España

Ignacio Camacho

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En el vídeo de la intervención de Sánchez ante el Comité Federal de su partido se le ve y oye hacer una pausa, como de titubeo, antes de soltar la ya famosa y terrible frase sobre seguir gobernando «con o sin el concurso del poder ... legislativo». Parece como si diese cuenta de la repercusión que iba a tener lo que le habían escrito. Y vaya si la ha tenido: el jefe de un Gobierno democrático anunciando que piensa pasarse por el forro lo que diga o haga la institución que lo ha elegido y que además tiene la función expresa de controlar su ejercicio. Ayer mandó a la portavoz Alegría a tratar de quitarle hierro a lo dicho y la pobre ministra apenas si pudo hacer otra cosa que ratificar con eufemismos algo que ya estaba clarísimo: que el Ejecutivo pretende estirar la legislatura –ya veremos por cuánto tiempo– aunque pierda el apoyo del Parlamento y tenga que volver a prorrogar los presupuestos y conformarse con las pocas medidas que pueda aprobar por decreto.

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