el batallón
Page dando balonazos al muro
Ferraz y Moncloa han salido en tromba contra Emiliano, arrancándose por Serrat con lo de «niño, deja ya de joder con la pelota, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca»
El mesías (17/1/24)
Su primera colonia... (11/1/24)
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Iniciar sesiónJuega a la pelota Emiliano García-Page en el muro de Sánchez. Balonazo va balonazo viene, con cierta desinhibición y digan lo que digan, como cuando de niños no había chavales para echar un gol regañao en la calle y jugábamos a estrellar el balón ... contra la pared que hacía de frontón, para tormento de los vecinos del bajo y de la tienda de al lado. El aparato sanchista le ha señalado la puerta de salida después de que el manchego haya decidido aliarse con tres autonomías del PP para hacer frente a los privilegios y mercedes (amnistía y dinerito) que Sánchez está dispensando a sus socios separatistas vascos y catalanes con el fin de que estos le aguanten en el poder, un chantaje como otro cualquiera. En tromba han salido en Ferraz y Moncloa a defender el muro, arrancándose por Serrat con aquello de «niño, deja ya de joder con la pelota, que eso no se dice, que se hace, que eso no se toca». Montero, Cerdán, Puente... hasta Marlaska, el del lanzamiento de niños en la valla de Ceuta, han salido con un tono chusco y mafiosete («ese no es el camino») para reconvenir al 'hereje'.
Hoy por hoy, Santos Cerdán se encuentra mucho más cómodo hablando con Puigdemont (que intentó dar un golpe de Estado) que con Page (que fue el único socialista que ha conseguido últimamente mayoría absoluta en las urnas). Aunque elevar a Cerdán al papel de negociador es una magnífica hipérbole pues en realidad el secretario de Organización socialista se limita a tomar nota de las demandas del forajido de Waterloo para pasárselas a Bolaños, ese Metternich de Hacendado, con el fin de que este administre y venda el trágala a la opinión pública. Hasta ese extremo degradante ha llevado Sánchez al PSOE, hasta esa desfiguración doctrinal, ética y estratégica en una formación que hace tiempo que dejó de ser lo que conocemos como «un partido de Estado» después de que el sanchismo le haya sometido a un proceso de liofilización que le ha dejado enjuto y canino, deshidratado del todo, de los principios que ha venido definiendo, o decía defender, históricamente.
Lo que le está pasando al PSOE lo contó más o menos Stefan Zweig en su monumental 'Castellio contra Calvino', editado allá por 1936: «Calvino logró convertir toda una ciudad, todo un Estado de hombres hasta entonces libres, en una férrea maquinaria de obediencia capaz de exterminar cualquier iniciativa, de impedir cualquier libertad de pensamiento (...) Su doctrina se ha vuelto ley y a quien se atreva a hacerle la más mínima objeción, la mazmorra, el destierro o la hoguera (...) En Ginebra sólo se tolera una verdad y Calvino es su profeta, porque el poder de este hombre, tan inquietante como él mismo, va más allá de los muros de la ciudad». Cambien ustedes Calvino por Sánchez, Ginebra por Ferraz y les sale un retrato del sanchismos que nos retrotrae a los trajines, trazas y maquinaciones de hace cinco siglos.
Mientras, Emiliano sigue dando enérgicos pelotazos al muro al grito de «¡me quieren extraditar. Echan a 'to dios' que se les opone!». Como Calvino en Ginebra.
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