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Las trampas del tercer grado

Las últimas excarcelaciones de asesinos etarras motivadas por este beneficio penitenciario, ahora en manos del Gobierno vasco que comparten PNV y PSE, son «indultos encubiertos»

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La concesión de terceros grados a presos de ETA se ha convertido en una degradación jurídica y un escarnio moral, pero nadie puede llamarse a engaño porque es el desenlace natural de los pactos de Pedro Sánchez con EH-Bildu. Arnaldo Otegi, con aquella ... frase ya legendaria, lo explicó perfectamente: sus votos a cambio de presos. En la evolución del relato histórico sobre ETA, ahora estamos en la fase en la que los legatarios de la organización terrorista son socios fiables y hasta con sentido de Estado. Saben los 'bildutarras' que ahora toca garantizar la plena legitimación política de su formación, porque del éxito de este proceso depende la dilución del pasado sangriento de ETA. El siguiente paso será el Gobierno del País Vasco, una vez exonerados del deber de pedir perdón por los casi mil asesinados, aunque hay un paso intermedio que es el de vaciar poco a poco las cárceles y condenar a sus víctimas al olvido.

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