La entrada en vigor de la reforma laboral, en enero del año pasado, no ha logrado frenar la precariedad salarial, pero, a través de la discutible figura del fijo discontinuo, ha servido para reducir la temporalidad de los contratos, al menos en el sector privado, ... donde esta variable ha caído hasta el 18,5 por ciento. Es el sector público el que no ha dejado de incrementar la eventualidad, con la incorporación en el último año de 40.000 empleados temporales, hasta alcanzar un 31,4 por ciento de la plantilla de la Administración, cifra que llega al 35,5 por ciento en el segmento femenino.
La llamada de atención de la Corte de Bruselas y el propio discurso del Gobierno, marcado por la incoherencia y la demagogia, chocan contra la pared de un sector público que ha hecho de la inestabilidad laboral una de sus señas de identidad. Más gasto, menos eficacia y máxima eventualidad frente a un sector privado que hace los deberes y que, sin embargo, carga con el sambenito del 'capitalismo despiadado'.
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