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Sánchez pervierte la historia

Aznar no pactó con ETA su investidura, ni su legislatura, ni leyes de impunidad, como ha hecho el presidente con un prófugo de la Justicia. Aznar no ofreció nada a los terroristas

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Antes o después tenía que llegar la previsible comparación entre la mesa de Ginebra del PSOE con Puigdemont y la del gobierno de Aznar con ETA. Para Pedro Sánchez esta era una comparación irresistible para su pulsión manipuladora de los hechos –fabrica hechos alternativos a ... conciencia de su falsedad–, aunque en este caso más parece que pone a Junts a la altura de la banda terrorista, y a Santos Cerdán como trasunto de los delegados de Aznar. Debería Sánchez cuidar un poco más sus malabarismos historicistas porque pueden tener doble filo. En cualquier caso, la comparación, además de odiosa, como casi todas las comparaciones, es un dislate histórico. Aznar no pactó con ETA su investidura, ni su legislatura, ni leyes de impunidad, como ha hecho Sánchez con un prófugo de la Justicia. Aznar no mandó a un 'fontanero' de partido, sino a dos altos cargos de su ejecutivo y a un asesor personal, asumiendo así una responsabilidad propia de gobierno, y no de partido. Aznar no pactó la tregua previa de ETA, que fue cosa del PNV y su Pacto de Estella con los terroristas, ni ofreció nada a los terroristas, quienes, tras una sola reunión, volvieron a la violencia porque nada iban a obtener por dejar de matar. Aznar no se ocultó a los medios de comunicación, ni al Parlamento, ni a los grupos parlamentarios, a los que La Moncloa informaba puntualmente de cada paso dado durante la tregua de ETA. Aznar no necesitó un mediador en Ginebra.

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