Suscribete a
ABC Premium

Editorial

Sánchez o la dignidad del Estado

Lo que para cualquier persona sería un chantaje inasumible, parece que los socialistas asumen gustosos esta alienación de las exigencias del separatismo

El ultimátum de Puigdemont: «Si Sánchez quiere mis votos, que venga a Waterloo»

Los mimos del Gobierno a Junts provocan recelos en el resto de los socios

Editorial ABC

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Pedro Sánchez ordenó a la Abogacía del Estado querellarse contra el juez Peinado porque la Presidencia del Gobierno fue «agraviada» por un supuesto delito cometido en la causa abierta a su esposa: no permitir que el presidente declarara por escrito. Mostró Sánchez con la institución ... que dirige una sensibilidad extrema, la de todo un adalid de la dignidad del Estado, frente al blanco fácil de un juez de instrucción que no puede replicar en público. Argumento desmedido el del presidente a la vista de que la finalidad de la querella no es otra que intimidar a un juez molesto. Esta reacción frente a Peinado, costeada con fondos públicos, contrasta con la humillación constante que sufre esa misma Presidencia del Gobierno por su titular ante un prófugo de la Justicia como Puigdemont. Todo el músculo que exhibe Sánchez frente a un juez de instrucción, se convierte en deferencia servicial con quienes aspiran a romper el orden constitucional de 1978.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia