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Francisco, un Papa abierto al mundo

Francisco fue un Papa que, ante todo, quería hacerse entender por el mundo actual y entender al mundo actual

Editorial ABC

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La elección de Jorge Mario Bergoglio como Vicario de Cristo, sucesor de Pedro y Sumo Pontífice de la Iglesia Católica,­ fue un acontecimiento histórico por ser el primer americano y el primer jesuita en acceder al papado. Sin embargo, el pontificado de Francisco, nombre ... que eligió como declaración de principios de cuanto iba a suceder a partir de aquel 13 de marzo de 2013, no se entendería correctamente, al menos como eslabón en la milenaria historia de la Iglesia Católica, sin atender a otro hito determinante del curso de esta institución: la renuncia voluntaria de su predecesor, Benedicto XVI, Joseph Ratzinger. Esta decisión de quien fue probablemente el gran teólogo católico del siglo XX y uno de los más destacados pensadores europeos, unió al mandato divino del pontificado una condición de oficio humano inédita a ojos de los católicos, más aún tras la agonía pública de Juan Pablo II. Francisco interiorizó el gesto de Benedicto XVI y anunció que dejaba escrita una carta de renuncia si su estado de salud le impedía ejercer sus responsabilidades al frente de la Iglesia. La convivencia entre ambos Papas fue, además, un ejemplo de lealtad de Benedicto XVI hacia Francisco, superando los temores de unos y las insidias de otros por la influencia que Ratzinger podría haber ejercido entre sombras. Francisco siempre admiró públicamente la figura de Benedicto XVI, fallecido el 31 de diciembre de 2022.

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