El nuevo paradigma en defensa

Los europeos necesitamos urgentemente tomar conciencia de que el mundo se ha vuelto tremendamente inestable, en gran parte debido a que Estados Unidos ha entrado en una era de disfuncionalidad jamás imaginada. La mayor superpotencia del planeta, que representaba hasta ahora un factor fundamental de los equilibrios internacionales, está sumida en una profunda división en la que por ahora sólo tenemos una dicotomía entre un personaje estrafalario y sin escrúpulos como Donald Trump y un octogenario cuyas facultades están claramente disminuidas como Joe Biden, que parece que ha entrado en un proceso de deterioro vital inevitable. En todo el planeta, las referencias que considerábamos inmutables están siendo barridas por elementos tóxicos como la desinformación creada a través de la inteligencia artificial y los ciberataques. En el Pacífico, China está preparándose para una confrontación naval mientras una guerrilla insurgente manejada por la dictadura teocrática de Irán está poniendo en jaque una de las grandes rutas comerciales del mundo, por no hablar de la terrible guerra de Gaza.

Sin embargo, para los europeos resulta vital –en el sentido más literal del término– la evolución de la situación en Ucrania, teniendo en cuenta que en el frente se ha puesto de manifiesto que no hemos sido capaces de suministrar suficiente munición de artillería para compensar siquiera la potencia de fuego que están empleando los rusos, una prueba palmaria de nuestra inferioridad. Los ucranianos luchan por recuperar su país de una invasión injusta, pero también representan para nosotros la última defensa ante la amenaza del autócrata del Kremlin. Como ha dicho este fin de semana Friedrich Merz, el líder democristiano alemán y probable próximo canciller, «o vencen los ucranianos o perderemos todos en Europa», en clara alusión a las incomprensibles reticencias del actual jefe de Gobierno de Berlín, el socialdemócrata Olaf Scholz, a la hora de enviar material militar de largo alcance a Kiev.

Por ello, frente a esa actitud timorata de Alemania, las palabras de Emmanuel Macron han sido recibidas con alivio por todos los países del este de Europa como Polonia, o los bálticos, que son los que perciben con más inquietud el peligro que representa Rusia en estos momentos puesto que ya lo han experimentado en el pasado en sus propias carnes. El presidente de Francia, que además es el único miembro de la UE que dispone de armamento nuclear propio como barrera última para la disuasión, ha hecho un diagnóstico certero de la terrible situación a la que tenemos que hacer frente. Desgraciadamente, el apoyo de Estados Unidos ya no puede darse por sentado y una derrota de Ucrania ante Vladímir Putin nos sometería al conjunto de la UE a la alarmante perspectiva de tener que defendernos en nuestro territorio y con nuestros propios medios.