EDITORIAL

España no puede ni debe aceptar el aplauso de Hamás

La misma urgencia con que Exteriores respondió el pasado viernes a la llamada diplomática al orden de Israel se echa de menos para rechazar de forma expeditiva cualquier manifestación de gratitud por parte de una red criminal

El único objetivo de Hamás, organización ajena al sufrimiento del pueblo palestino, es la destrucción de Israel. Cualquier excusa le resulta útil para contribuir a la desestabilización, interna o externa, de una nación democrática que quiere borrar del mapa de Oriente Próximo. Nada hay de ... extraño en que, a río revuelto, con la mirada puesta en la imagen exterior de Tel Aviv, Hamás agradezca a Pedro Sánchez sus palabras de condena contra Israel, ni su apuesta unilateral por el reconocimiento de un estado palestino. No tiene pase, en cambio, la tardanza del Gobierno en desmarcarse de un reconocimiento no solo envenenado, sino inaceptable. La misma urgencia con que Exteriores respondió el pasado viernes a la llamada diplomática al orden de Israel se echa de menos para rechazar de forma expeditiva cualquier manifestación de gratitud por parte de una red criminal cuya única aportación a Occidente consiste en el terror que provocan sus matanzas y secuestros, de israelíes y de palestinos.

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