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Electoralismo de Robin Hood

No es solo la Banca la que se opone al nuevo impuesto anunciado por Sánchez para gravar sus beneficios; también De Cos ha alertado de que se pondrá en riesgo la solvencia del sistema

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Incurrir en el simplismo de afirmar que es imprescindible un nuevo impuesto sobre los 'beneficios extraordinarios' de la Banca, como hizo Pedro Sánchez en el debate sobre el Estado de la Nación, es tanto como tratar a los ciudadanos con una ingenuidad impropia de ... la seriedad y trascendencia que merece este debate. Los impuestos no son buenos o malos 'per se'. Ni siquiera son ideológicos. Son necesarios para sostener cualquier sistema social en aras del interés general. Sin embargo, su utilización con fines políticos sí adquiere matices y exige una evaluación de sus pros y sus contras. Tiene lógica que un Gobierno de izquierdas quiera alentar un discurso que estigmatice a la Banca y a las grandes fortunas porque penalizar fiscalmente al mundo del dinero o a las multinacionales cotiza siempre al alza en el ideario progresista. Por otro lado, es igualmente lógico que la Banca se oponga, entre otros motivos porque el Ejecutivo, más allá de lanzar mensajes fáciles y de entusiasta aceptación para la mayoría de la sociedad, ni siquiera ha definido aún cuáles son los 'beneficios extraordinarios' que quiere gravar ahora. Sin embargo, lo más significativo es que el gobernador del Banco de España se sumase ayer a las tesis de la Banca y se enfrentase a Nadia Calviño, porque ese impuesto puede poner en riesgo la solvencia de las entidades financieras y el cumplimiento de su papel en la superación de la inflación.

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