TIGRES DE PAPEL
Otra pareja que se rompe
Digan lo que digan, siempre hay algo de fracaso cuando se incumple una promesa
En defensa de las jerarquías
Félix Bolaños, el hermeneuta
Los matrimonios se derrumban igual que las catedrales. Hay un día, de pronto, en el que la necesidad y lo inevitable se imponen y arrastran consigo una lista de innumerables cosas valiosas. De golpe, donde hubo dejó de haber, y allí donde se elevaba algo ... que fue capaz de causar asombro y admiración, súbitamente todo desaparece. Al menos, cuando un edificio se desploma queda el silencio. Cuando una pareja duradera se rompe, hay un rastro de sonido que tiende a no desaparecer jamás, como un eco o un ruido infinito. La ley de gravedad es a veces misericordiosa y permite que algunas estructuras se mantengan en pie, pero lo normal es que la arquitectura, como las historias de amor o como las promesas, tiendan al colapso. O no.
Todos hemos visto parejas que se rompen. Pero es ahora, en mitad del camino de la vida, que decía Dante, cuando algunos empezamos a ser testigos del ciclo completo. Concepción, nacimiento, desarrollo, matrimonio, secretos y deflagración. Es en estos años cuando veo quebrarse a las parejas que vi nacer de joven. Es ahora cuando constato que algunas promesas expresadas en sede civil o religiosa a veces no tienen más remedio que renegociarse, como las deudas de los países. Es ahora cuando compruebo que algunas de las vidas compartidas que comenzaron entonces, cuando casi éramos unos niños y medíamos nuestros éxitos y fracasos con el grado de cumplimiento de una biografía perfecta, eran también falibles.
Los cobardes nunca tomamos decisiones, pero admiramos a quienes supieron cumplir con la ortodoxia. Las parejas ordenadas daban el paso e hicieron sonar un cuerno para congregarnos en torno al solemne ritual. Todo era bello y bueno. La eternidad del proyecto contrastaba con lo perentorio de la inmanencia y las ambiciones legítimas remontaban el vuelo. Saltaron y el mundo aplaudió.
Ser soltero y ver cómo rompen los matrimonios es algo así como ver aviones caer desde tierra firme. Genera tanta impresión que a veces uno preferiría no mirar, ni tan siquiera oír el estruendo del metal contra la tierra. Supongo que habrá personas que lo asuman con naturalidad, pero a mí me duelen todos los finales. Nunca es justo y digan lo que digan siempre hay algo de fracaso cuando uno hace una promesa y la vida te demuestra que aquello que un día fabulaste y decidiste se volvió imposible.
Cuando un matrimonio se deshace toda la historia puede leerse hacia atrás y de manera distinta. Hasta las flores del banquete parece que anunciaban lo que habría de ocurrir. Pero esa es una interpretación falaz e interesada. En un matrimonio que termina, los que un día se amaron se separan y toman rumbos distintos. Y siguen viviendo, quién sabe si también felices. Hasta eso resulta paradójico y cabe preguntarse dónde habrá marchado el amor que fue o si es que acaso yace muerto, como el esqueleto de un soldado bueno a quien ya nadie prefiere mirar.