pincho de tortilla y caña
El descrédito
Sánchez acabará engullido por la serpiente pitón que ha elegido como compañera de viaje. Si hay algo que los electores desprecian es a un pelele
No se puede (17/1/24)
Blanco o negro (11/1/24)
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Iniciar sesiónTengo algunos amigos que se llevan las manos a la cabeza cada vez que el Gobierno hace una de las suyas y nadie le afea la conducta. En el concepto 'nadie' no incluyó naturalmente a quienes tienen la obligación de hacerlo. Descarto a la plana ... mayor del PP, porque le va en ello su futuro, y a los medios de comunicación que más frecuenta la derecha porque tienen que contentar a su clientela. También a los ciudadanos comprometidos con la movilización social, porque de otro modo caerían presas del insomnio, y a los directamente concernidos por las cagadas gubernamentales de turno (jueces o empresarios, pongo por caso) porque para eso está la legítima defensa. Al resto de la ciudadanía, es decir, a su abrumadora mayoría, le interesa más el vermú del fin de semana, el concierto de Bizarrap o la última traición perpetrada en 'La isla de las tentaciones' que el significado de la palabreja 'lawfare' o el último ataque de verborragia de Oscar Puente.
A pesar de la que está cayendo, las encuestas no consignan ningún desplome en la intención de voto del PSOE. Eso es lo que hace que a alguno de mis amigos se lo lleven los demonios. Trato de explicarles, para suavizar su berrinche, que los suelos de los dos bloques que dominan el paisaje de la política española son muy firmes y que para que alguno de los dos se venga abajo haría falta una ciclogénesis ambiental que rara vez se produce. De hecho sólo en dos ocasiones la alternancia de poder en España se ha impuesto por mayoría absoluta. Una en 1982, tras la hecatombe de UCD, y otra en 2011, tras la devastación de la crisis económica de 2008. En ambas ocasiones los presidentes salientes, carbonizados como bonzos, habían renunciado a la reelección. Se fueron por piernas antes de que las urnas les apedrearan.
Que a Sánchez le sobrevenga la misma chicharrera y que no le quede más remedio que tirar la toalla no dependerá, me parece a mí, de sus aspiraciones insensatas, sino del descrédito personal que acumule en su empeño de salir vivo del atolladero en el que se ha metido él solito. Ni Calvo- Sotelo ni Rodríguez Zapatero fueron los principales artífices de las catástrofes que los fulminaron. La implosión de UCD fue un suicidio colectivo y la política de recortes sociales vino impuesta desde Bruselas. Aun así, ambos acabaron siendo alfeñiques en medio de tormentas que excedían con mucho su capacidad de liderazgo. Casi ningún español les juzgó capaces de capearlas. A Sánchez nadie le ha pedido que se meta en la jungla de la complicidad con los independentistas y en cuanto quede claro que una vez dentro de la espesura ya no controla la situación, el poco crédito que le queda, más por miedo a la alternativa que por mérito propio, acabará engullido por la serpiente pitón que ha elegido como compañera de viaje. Si hay algo que los electores desprecian es a un pelele con los pantalones permanentemente en los tobillos. Pincho de tortilla y caña a que la ley de amnistía no borrará ese delito.
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