taconeando
R de reaccionarios
Es interesante constatar cómo se ha tergiversado el término reaccionario para callar las protestas de estos días
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Iniciar sesiónEn tiempos de aceleración y revolución, el conservador o el moderado es un bicho raro, un militante de la nostalgia, un inadaptado social. Ya están convirtiendo la biografía de los demócratas en un pecado disperso que comprende todos los derechos, incluido el de manifestación pacífica ... . Los socialistas celebran la fiesta de la anticipación, convirtiendo la única vía democrática que nos queda en 'asedios' de 'reaccionarios'. Esta transvaloración de todos los valores no es un juego gratuito, como cuando la Falange se revestía de revolucionaria.
Por eso es interesante constatar cómo se ha tergiversado el término reaccionario para callar las protestas de estos días. Los 'reaccionarios' de Sánchez son caricaturas familiares en una literatura y cultura visual cuya ubicuidad es una señal de la pereza imaginativa que presenta a los 'sheriffs' con sombreros blancos y a los bandidos con sombreros negros. Ocurre así que, en la actual subversión de valores, un demócrata español que se manifiesta pacíficamente es un fascista y un fanático nacionalista de su pueblo es un progre. No hay mayor confusión que presentar las cosas del revés.
Debemos abordar la 'confusión' en torno al término, que es doble. Por un lado, la 'R' es la nueva letra escarlata que señala a los que hoy defienden la libertad y la democracia. Este grito de «reaccionarios» no es sólo una etiqueta al que se manifiesta, es también un alarido que se va generalizando en este momento conflictivo de nuestra historia. Es otro mito incierto que hay que abatir. El verdadero reaccionario es un curioso espécimen, una minoría que no se ha analizado verdaderamente. La mente del revolucionario moderno ha sido el tema de muchas obras literarias. Pero el reaccionario todavía tiene que encontrar a su Dostoevsky o su Conrad.
Por otro lado, hay quien cree que reaccionario y revolucionario son términos opuestos. Thomas Mann hizo una caricatura más realista con su personaje Leo Naphta, de 'La montaña mágica'. Naphta es un tipo que pasa del ferviente catolicismo al comunismo, su histeria intelectual y predilección por los extremos es buena muestra de que las afinidades entre el revolucionario y el reaccionario son de base. Esta personalidad es mayormente el resultado de la irracionalidad y del estéril énfasis en la forma rígida. Para Albert Camus, lo contrario de la reacción no es la revolución, sino la creación. El mundo hoy se encuentra en un estado permanente de revolución y por lo tanto, en riesgo de reacción.
En los extremos a veces puede coincidir un odio a España en todas sus versiones de leyenda barata, a la Corona, a las instituciones, a la Constitución del 78. Solo a Sánchez se le ocurriría amnistiar a todos los reaccionarios del país catalán. Esta confusión entre España y los cuatro ricos, las élites separatistas, esa revolución antiespañola pintada al óleo que se ve venir. Por suerte, España es vieja en estas sabidurías. Sánchez tiene mejor y más estilo de predicador, pero no puede marcar a millones de demócratas con la 'R' de reaccionarios.
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