Taconeando
Al lector
Como mendigos hambrientos, seguiremos buscando verdades que nutren nuestra miseria
Días de champán y moscas (23/12/2023)
Un último ole para don Antonio (20/12/2023)
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Iniciar sesiónCambiamos de número, o de año, celebrando por todo lo alto y con las moscas de un diciembre sospechosamente cálido. Solo pido a los españoles que dejemos este año el número de la hipocresía, que la hipocresía no es sino el 'smoking' de lo inconfesable. ... De la última columna de Cercas aún no me he recuperado. Hipócrita Cercas, mi semejante, mi hermano, no te rasgues las vestiduras aunque sean de rebajas, que esto del trapicheo entre el presidente y los socios lo sabíamos todos, como sabemos que la obligación seria de un socialista con ética es haber renunciado a bendecir aquellos vínculos y andanzas. Nuestros arrepentimientos de última hora son cobardes. El Carrère sin lecturas, el Arcadi sin astucia, para purgar sus pecados se ha travestido de escritor del pueblo e incluso de antisistema cual libertino pobre que besa y muerde, desesperado, el pecho que le da de comer.
También la prensa tiene una ética, y encima una mística, y una conciencia y una patrística, que consiste en escribir para el lector. Algunos prefieren ponerse el tanga de vestir para lucirse en la fiesta navideña de La Moncloa y van corriendo tanto detrás de la sonrisa como detrás de la pelota. En el tanga pecador hay una inocencia manchada de ideología. Toda la escasa ética del periodista consistía en eso, en despertar algunas realidades porque nuestra alma, ya digo, es lo bastante osada. Sabiendo, asumiendo, que nuestro artículo servirá para envolver los moluscos de mar en la víspera de Año Nuevo. Como envolvemos nuestros amables remordimientos. Como los mendigos nutren su miseria.
Para lo que llamaré autonomía intelectual no hay más receta que servir al lector. El presidente tampoco había contado con dos autonomías intelectuales que le complicarían la vida, ambas presentes aún en este noble periódico: hambre de verdades y fe en la profesión. Y con estas armas, hambre y fe, entramos alegremente en un 2024 cenagoso. El columnista siempre ha trazado el canevás de su destino paseando por el café de Levante, que fue colmena de escritores y poetas, o aquel otro de Platerías, o bien el Café Gijón. Hoy solo algunos lugares soportan largamente nuestro espíritu encantado. Si sobrevivimos y encauzamos nuestros tristes destinos, si burlamos la noble doctrina del karma, seguiremos contando historias de chacales, panteras, simios, escorpiones y otros monstruos delicados.
El pulido clavo de este taconeo aspira a ser el ojo entrenado para ver realidades poblachonas de este Madrid castizo y delirante, con su aire de imperio y cosecha. No se me ocurre mejor manera de honrar este espacio que agradecer la paciencia del lector y olvidarnos ya definitivamente de la gloria, del tanga de vestir, para poder despedir el año con ademán que bien pudiera venir de un poema de Baudelaire. La poesía social ya sería un final suficiente y, sobre todo, irónico. Como mendigos hambrientos, seguiremos buscando verdades que nutren nuestra miseria. Tú conoces, como yo, este hambre que de un bocado podría tragarse el mundo. Hipócrita lector, mi igual, ¡mi hermano!
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