Abascal se sale por la tangente

España está cansada de tanto dato y tanta foto, hasta los pensionistas han perdido la curiosidad. Estás tan tranquilamente en un bar tomándote la tapa y de repente se enciende la tele y está Sanchez (con su cara, con sus gestos, con su toniquete). Estamos ya un poco hartos de los políticos de uno y otro bando, pero Sánchez ya genera animadversión. Yolanda ni siquiera ha brindado al pueblo un descanso durante la horterísima campaña. Hoy quemó la noche, como fuegos de artificio. Las ultimas luces de este corto siglo democrático.

Hoy la cosa era tener la foto del debate a cuatro, escenificar los dos bandos. La realidad es que la derecha se agrupa porque maneja intereses, que no es lo mismo que compartir ideas. La izquierda comparte intereses, pero también comparte algunas ideas con el PP, como ha recordado Abascal. Sánchez suelta que a Feijóo le da vergüenza aparecer en el debate con Abascal, en plan malicioso. Como si a él no le hubieran dado un buen plantón. Y mientras tanto, Abascal no para de sacar nuevos temas de la chistera.

Sánchez hoy venia tranquilo, como si viniera a contarnos un culebrón. Los buenos culebrones, que le vamos a hacer, son de izquierdas. Pero Abascal se ha sacudido todo el complejo y sigue criticando las políticas de género y trans, el discurso progre de nuestro tiempo. En general ya no hay programa electoral que ofrecer, ni ideas, solo embarrar y llenarnos la cabeza de datos. El cinismo es la llave del gobierno. En vez de interiorizar tanto dato y dar pruebas de honestidad de una manera febril, los candidatos podrían dedicarse a gestionar bien el país, que es lo suyo. Feijóo no aparece, ha salido a pescar el voto útil en otros mares, y se ha librado del tostón. Por momentos parecía que el moderador se iba a ir a su casa, y los ciudadanos ya no queremos ni ganar. Solo queremos que acabe la campaña.