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y después, 'Naide'

Hermanos de sangre en Estafeta

Los sanfermines también consisten en relativizar, desentenderse de la tragedia y tomarse la vida y la muerte a broma

7 de Julio: por qué me da miedo el encierro

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Chapu Apaolaza

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Saliendo de la curva de la Estafeta, que tiene forma de fractura abierta de húmero, ha caído un hombre y ha quedado inconsciente. No parecerá mucho desde el sofá de casa, o desde la barra del bar de desayunos, pues la televisión armoniza la violencia ... de la carrera en un ballet elástico y dulce en el que todo parece tener sentido, pero cuando golpea contra el adoquín, una cabeza suena como un coco. Digo que ha caído un hombre y ha quedado en el suelo boca arriba, cruzado, con el rostro ensangrentado con un rictus apacible casi inocente, como si se hubiera derramado por la boca y la nariz alguna bebida de fresa. Inconsciente por el golpe, mira sin mirar hacia arriba los edificios de la Estafeta tan alta y estrecha y los tejados sobre que se estrena la mañana de la fiesta en una quietud ajena al desorden de aquí. Al herido lo rasea un enjambre de zapatillas –neutras o de pronador, quizás–, de rodillas, de pezuñas, cencerros y pitones. '¡Ay!', ha gritado alguien al verlo caer. Fue uno de tantos sobresaltos que dejan un cuerpo acostado –uno más– en las profundidades del encierro. Los sanfermines también consisten en relativizar, desentenderse de la tragedia y tomarse la vida y la muerte a broma.

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