la suerte contraria
Lo del campo va en serio
Antes de morirse de hambre ellos, me temo que vamos el resto
Zorra (4/2/24)
Pues claro que es terrorismo (2/4/24)
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Iniciar sesiónEl 15M fue un campamento de niñatos con sonajeros, biberones y un librito de Stéphane Hessel. Tras tanto ruido, tanta pedantería y tanta épica como de argentino en Montmartre, no consiguieron nada excepto infantilizar a la sociedad, degradar la política e instalar en los jóvenes ... la creencia de que el mundo les debe algo por el mero hecho de existir y que si la realidad se impone a la fantasía es por culpa de unos señores muy malos que fuman puros, pellizcan el culo a sus secretarias y jalean el doble pivote de Mourinho.
Lo que está pasando en el campo no es eso. Es otra cosa muy diferente. Esta es una revolución de hombres, de hombres duros, desesperados y con los dedos de las manos como morcones de sacar patatas para que se las coma fritas un tipo de Madrid mientras se deconstruye sexualmente. Con esas mismas manos dan hoy un puñetazo en la mesa porque se les está arrebatando a sus familias el pan y el futuro. Y, a diferencia de aquellos indignados, a estos sí que se lo están quitando artificialmente los políticos con decisiones que priman el fanatismo climático frente al crecimiento económico. Y aún peor: ven hoy el fantasma de la apertura del mercado a las importaciones libres de aranceles de Mercosur, solo porque Alemania quiere vender allí sus productos. Vamos, que en Castilla la gente se ha de morir de hambre solo para que sean más felices las feministas del barrio de Gracia y los obreros del Valle del Rin.
No hace falta que les diga que la gente del campo tiende a ponerse nerviosa antes de morirse de hambre. Y que antes de morirse de hambre ellos, me temo que vamos el resto. Esta no es una de esas huelgas de controladores aéreos ni una manifestación de 'community managers' errejonistas. Tiene más que ver con mineros enfadados que con doctorandos de políticas pidiendo tickets restaurante y jornada de treinta y cinco horas. Los agricultores han hecho ya esas horas semanales el miércoles y llevan sin un día libre desde que hizo la comunión su chaval, el pequeño. Y yo entiendo que en Madrid las cosas del campo se vean lejanas, como si no fuera con ellos, como cuando en la tele nos enseñan a los niños de Biafra. Es una cosa como de otro mundo que no encaja demasiado con el tardeo de Ponzano, el mañaneo de La Latina y los 'juernes' de Argüelles. Pero es que alguien tiene que explicar a Madrid que, sin agricultura, sin ganadería y sin pesca no hay tardeo, mañaneo ni 'juernes'. Porque no hay vino, cerveza ni pollitos para hacer 'nuggets'. Y mucho me temo que hasta que Madrid no vea los tractores colapsando la Castellana, los lineales desabastecidos y el queso de oveja a cien euros el kilo no van a percibir que el problema también es suyo.
Entiendo que los cortes de tráfico son molestos y que los purines huelen mal. Pero peor va a oler la hostelería cerrada, los supermercados desabastecidos y las casas sin comida el día que nuestro campo se niegue a trabajar a pérdidas. Vayan asumiendo que van en serio. Y que esto no ha hecho más que empezar.
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