Por lo que sea
La gravedad y la gracia y la risa
«En las letras de Rosalía no hay una encíclica: hay música»
La dinamita en la habitación
Al final de 'Los domingos', la protagonista, esa adolescente que quiere meterse a monja de clausura, reza en la iglesia después del funeral de su abuela. Está llorando, le pide a Dios que aparezca, que diga algo, que haga algo. De pronto, a ella se ... le ilumina el rostro y empieza a reírse con la alegría de los eufóricos, seguramente sintiendo algo en todo el cuerpo, igual que los místicos. Es esa risa, creo, la que ha dejado a tanta gente debatiendo sobre la película. Esa risa encierra el misterio de la historia, su interés.
Entre la película de Alauda Ruiz de Azúa y el 'Lux' de Rosalía en 'Icon' aprovecharon para hablar de la existencia de una 'monjamanía' en España. Y añadían otro elemento a la ecuación: el pódcast 'Las hijas de Felipe', donde dos historiadoras (Ana Garriga y Carmen Urbita) se sientan a hablar bajo el subtítulo «todo lo que te pasa a ti ya le pasó a una monja en los siglos XVI y XVII». Por allí aparecen Sor Juana Inés de la Cruz, Santa Rosa de Lima, Sor María Jesús de Ágreda… En cada capítulo cuentan las veces que nombran a Santa Teresa de Jesús, a la que dedicó no hace mucho una película Paula Ortiz, que adaptaba una obra de teatro de Juan Mayorga. Isambard Wilkinson ha recogido el guante y ha escrito sobre el asunto en 'The Times', donde compara a Rosalía con la Santa Teresa de Bernini y recuerda los datos del CIS que ya había destacado Diego Garrocho hace un par de semanas en 'El país': entre 2023 y 2025, la catolicidad confesa en España de los menores de 35 años ha pasado del 34% al 41%. Estamos a un par de textos más de repetir estos argumentos como un mantra o una oración.
Hay algo que se rompe cuando leemos una obra cultural en clave sociológica, y es la gracia. De pronto una historia ya no es el resultado de la inspiración y la vocación y la indagación de una artista, sino una muestra de una tendencia más grande y más importante, una simple pieza, una excusa para la columna, para el debate, para vender, etc. He visto a gente indignada con Rosalía por vestir de blanco, y a otros intentando encontrar una encíclica oculta en sus letras, un mensaje encriptado que forma parte, quién sabe, de un plan oculto del Vaticano para evangelizar a las nuevas generaciones («hay que hablar su idioma, como cuando fuimos a América», y así). Supongo que a estos últimos les ha costado encontrar el hilo teológico que une el «Mio Cristo Piange Diamanti» del aria de Rosalía con el «I'll fuck you till you love me» de 'Berghain', una frase, por cierto, que viene de Myke Tyson. ¿Y con qué evangelio interpretamos el despecho de 'La Perla'? ¿Es blasfemia llamar a Dios 'stalker'? ¿Y por qué 'Sauvignon Blanc' y no un vino tinto y español? No sé si estamos enfermos de literalidad, ortodoxia o política. Lo que sé es que nos estamos perdiendo el juego.
Ha dicho Rosalía que Simone Weil ha sido una de sus grandes inspiraciones para 'Lux'. De hecho, la parafrasea en italiano: «Con te, la gravità graziosa e la grazia è grave». A mí es ese humor lo que me pone a pensar. Igual que la risa de Ainara en 'Los domingos'.