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Por lo que sea

Desayunar superioridad moral

No somos del todo conscientes de lo que debe la democracia a la hostelería, y no al contrario

Una intución tentadora

Bruno Pardo Porto

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El desayuno, tal y como lo conocemos, corre peligro. Cada vez más gente rechaza el cruasán de la mañana con la superioridad moral de un asceta recién bajado de la montaña: «No, gracias, es que yo no como azúcar». Por ahí se nos está fracturando ... el país, que como todos sabemos es algo que se funda en los cafés y en las terrazas y en los bares; una ética, una estética, una comanda, un ritmo de vida en común enraizado en los otra más, por favor, y sácate unas aceitunas, yo invito a esta, y en la cháchara que viene después. Todavía no somos del todo conscientes de lo que debe la democracia a la hostelería, y no al contrario. A lo mejor quitas el pincho de mediodía y se agrieta el Estado de derecho, como ya ocurrió en la pandemia.

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