Por lo que sea
Campeones de sobremesa
«Los jóvenes no beben ni fuman porque no quedan tanto. Y por la misma razón tienen menos sexo»
Un futuro de Estado, pero no de país

Una vieja fábula, muy repetida en los centros católicos, cuenta que cuando los científicos al fin llegaron a la cima del saber descubrieron, no sin sorpresa, que los teólogos llevaban siglos allí, esperándolos. No sería descabellado suponer lo que ocurrió después, en el fuera de ... campo de la moraleja: una comida larga y lenta, algún brindis y una sobremesa que aún no ha terminado (en el paraíso las cosas no terminan, y siempre hay sombra, y la brisa es suave, y el calor nunca es sofoco y las cigarras solo cantan cuando quieres).
—¿No deberíamos volver?
—¿A dónde?
La historia de los teólogos revive cada vez que una investigación viene a constatar una intuición de abuela, antigua como nuestra especie. En la Universidad de Oxford han hecho un mapamundi de las sobremesas y han visto que cuantas más comidas compartimos más felices y satisfechos con nuestra vida nos sentimos: lo raro es extrañarse, siempre hay algo de verdad en el placer. En España, en el puesto 30 de 140 países, se comparten nueve comidas a la semana, un número muy similar al de Portugal e Italia. Es un indicador de bienestar tan importante, dicen los autores del 'paper', como el nivel de ingresos o si estamos o no en el paro. Otros estudios, como ha escrito Enrique Alpañés en 'El País', van más allá y señalan que en las familias que comen juntas todos los días hay menos tasas de obesidad infantil y trastornos de la alimentación, o que los pacientes ingresados en el hospital que disfrutan sus platos sin sal en compañía se recuperan antes que quienes lo hacen solos. Son datos para recordar cada vez que alguien lamente, desolado, que somos una nación de hosteleros. Peor es comer solo, frente al ordenador, para no perder tiempo mientras montas tu 'startup'. Pocas escenas hay más tristes que esa.
En España hay profesores preocupadísimos porque la juventud se está escorando cada vez más a la derecha, lejos de ellos: a mí lo que me parece gravísimo es la disminución del consumo del alcohol y tabaco, porque esa utopía 'healthy' seguramente esté escondiendo un problema de soledad. No beben ni fuman porque no quedan tanto. Y por la misma razón tienen menos sexo. No parece un gran plan de futuro, ni siquiera en términos evolutivos.
Ante esa imagen del joven hecho a sí mismo que se levanta a las cinco de la mañana para ir al gimnasio y estar antes de las siete trabajando, tan de TikTok, tal vez haya que contraponer esos campeones de la sobremesa capaces de reenganchar una comida con la cena, y esta casi con el desayuno, en un salto hedonista que los deja muy por encima de los teólogos y los científicos: cuando estos se sentaron a comer, ellos ya estaban con los postres.
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