sin punto y pelota
Viva la RAE, carajo
La guerra cultural es tan agotadora que es tentador tirar la toalla. Milei no lo ha hecho. Ha decidido dejar de gastar documentos oficiales en algo que no importa
Occidente menguante
El pantano de la burocracia
Nadie habla en lenguaje inclusivo. En el bar, en el supermercado, en el trabajo. Cero. Es algo que ha llegado con instrucciones de arriba a abajo, con informes de consultora de género, con políticos que se cansan al segundo párrafo de desdoblar el lenguaje en ... sus discursos, porque es insufrible. Pero sirve para señalar como machista al que no lo usa en un contexto institucional. Y acaba por señalar la enorme cobardía de una clase política que no quiere hablar como la calle para seguir las instrucciones de la Real Academia Española. Javier Milei, el presidente argentino, sí se ha atrevido y, desde esta semana, lo ha vetado en la Administración pública. Recorta el gasto económico y el despilfarro innecesario del lenguaje. Manda narices que ser valiente salga tan barato. He ahí el drama, tener a unos políticos acobardados por el miedo al señalamiento de unos 'lobbies' financiados con dinero público en muchos casos. Como para ir a una guerra con estos.
Ha tenido Milei de aliada en su decisión a la RAE, la misma institución a la que, en 2020, la entonces vicepresidenta Carmen Calvo pidió un informe para cambiar la Constitución al lenguaje inclusivo. El dictamen no fue de su agrado. Lo que no le gusta a Carmen Calvo es una afrenta del patriarcado, incluso que un diputado le afeé en el Congreso su currículum para el reconocido prestigio necesario en el Consejo de Estado o las faltas de ortografía de su tesis doctoral. Decía el dictamen de la RAE para Calvo que «los cambios gramaticales o léxicos que han triunfado en la historia de nuestra lengua no han sido dirigidos desde instancias superiores, sino que han surgido espontáneamente entre los hablantes». Viva la libertad, carajo, para hablar cómo queramos. Pero escribir, eso sí, sin faltas.
La guerra cultural es tan agotadora que es tentador tirar la toalla. Milei no lo ha hecho. Tiene problemas inmensos que afectan por igual a hombres y a mujeres y ha decidido dejar de gastar documentos oficiales en algo que no importa a los hablantes votantes contribuyentes. Para inclusivo, lo que acaba en 'es' de toda la vida. Presidentes. Ha hecho bien en ejercer Milei el derecho de enmienda. «El derecho de enmienda en la producción de la ley» se llama la tesis doctoral de Carmen Calvo. El argentino lo ha ejercido y, desde ya, esa decisión pasará a ser señalada como el síntoma de su ultraderechismo machirulo. El carácter se demuestra cuando uno no se deja amedrentar por la opinión de los demás si tiene la convicción de hacer lo correcto. No lo más fácil. Lo sencillo, ahora, en España, es acobardarse frente a los 'lobbies' del género. Cualquier búsqueda en internet sobre guías de lenguaje inclusivo lleva a instituciones en manos del PSOE, pero también del PP, que desprecian a la RAE. Bien está que sea un argentino el que traiga a la actualidad el trabajo de la institución que observa el uso del lenguaje de millones de hispanohablantes y critica el que hacen miles de burócratas, déspotas sin ilustrar. Hombres entre ellos también, pese al femenino plural. Hombres y mujeres acobardados.