sin punto y pelota
La Susana y la España que pudo ser
A Susana Díaz le gusta hablar más en las tertulias de tele y radio que en el Senado, donde cobra un sueldo
Inmaculada Concepción
Un país sin mantenimiento
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Iniciar sesiónPudo haber habido otra Susana Díaz y podríamos no estar donde estamos. Según las noticias de ABC, las primarias que perdió contra Juan Espadas fueron un pucherazo y ella se calló. Fue al juzgado, callada, y retiró la denuncia, callada. Y a Susana Díaz le ... gusta hablar. Más en las tertulias de tele y radio que en el Senado, donde cobra un sueldo y apenas abre la boca. En el Senado la colocó Juan Espadas, por representación de Andalucía, y allí está tan callada como cuando fue testigo de lo que era capaz de hacer la banda del Peugeot para controlar la Andalucía socialista menguante, promesas de puestos de trabajo incluidas a cambio de votos. A ella, a la postre, también le ofrecieron uno, en el Senado. Ni mu de aquello. Ahora, cuando se han sabido aquellas hechuras de pucherazo, con afiliaciones falsas, la expresidenta de la Junta sí ha hablado y lo que ha dicho, aunque me escriba media columna, merece ser analizado. Si es con el ejemplar de 'Ética para valientes', del sevillano David Cerdá, cerca, mejor.
«Yo no voy a hablar de aquello. Y menos en la situación en la que está el PSOE. Si yo hablara de aquello, haría más daño a un barco que está herido y a unos militantes que están heridos». Paremos ahí. ¿Por qué está el partido así? ¿Por el poder de Sánchez? ¿Por sus formas de ejercerlo? ¿No supo ella como se las gastaba? ¿Qué hubiera pasado si hubiera convocado a los medios? «Susana Díaz denuncia afiliaciones masivas para urdir un pucherazo». Y luego podría haber elaborado: «En el partido socialista no toleramos estas actitudes. Nos jugamos qué partido queremos ser». Calló. Sigamos con las explicaciones. «No estoy dispuesta a hacer más daño al partido». Pues no sé, el partido, ahora mismo, es una herida con pus a la espera de desinfección. ¿Qué es «el partido»? ¿Está el partido por encima de España? «Yo he asumido que, cuando alguien quiere que no estés en un sitio, no hay que estar». Para qué dar la batalla. Para qué ser incómoda y estropear los aplausos unánimes en pie, como ayer en el Congreso a Sánchez. Aunque lo de estar en el Senado sí mola. Allí sí querían que estuviera. Callada. «Se hizo lo que se hizo, todo el mundo lo sabe. Nosotros lo sabemos desde aquel momento, pero han pasado tres años». ¿Todo el mundo? Ahora sí, hace tres años no. Entonces, lo sabía Susana. Y calló. Cómplice.
Traca final. El colmo. «Esto es como la frase de Víctor Hugo: 'El futuro tiene muchos nombres y yo estaré en los valientes'. Lo estuve entonces y lo volveré a estar de nuevo». La frase exacta: «El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos, lo desconocido, y para los valientes es la oportunidad». Pedro Sánchez es un oportunista. Susana Díaz dejó pasar la oportunidad de destapar todo lo que significaban sus maneras y su banda. Por el partido. Por el Senado. Que no hable de valentía y se eche a la calle al atardecer a por el libro de Cerdá. Después de leer, si le apetece, que piense en la Susana que pudo haber sido para una España que podría ser hoy distinta.
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