sin punto y pelota
Que se rompan las familias
Hacienda lleva diez años sin modificar los topes para acceder a una ayuda fiscal por cuidados de mayores
«Compliance», dijo
Derivadas de selectividad
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Iniciar sesión«Mi cuñado es un cabrón. Dice que no nos gastemos mucho en cuidadores de sus padres, a ver si se queda sin heredar». Ese cuñado me ganó un día en el Metro de Madrid, mientras le contaba a un colega cómo su mujer y ... él se hacían cargo de sus suegros, que estaban fatal y el ludópata del otro hijo temía quedarse sin pasta extra que fundirse. La economía se mueve en olas, picos de sierra, valles, depresiones y euforias y son pocos los que ven llegar con precisión el cambio de ciclo. Con el clima nos pasa un poco igual. Pero la demografía es destino. No hay más cera que la que arde en cada cumpleaños encima de una tarta y los españoles vamos celebrando cada vez a más centenarios y a menos niños.
Por eso, como contaban en estas páginas Beatriz Echazarreta y Gerard Bono, ya están cerrando colegios en ciudades. ¿Quién está pensando en qué hacer con ellos? Porque faltan plazas de día y de residencias para mayores. Francesc Boya se llama el secretario general para el Reto Demográfico, con su gabinete, una dirección general y dos subdirecciones. ¿Se estarán reuniendo con los ayuntamientos para ver qué hacer con todos esos edificios de colegios de primaria que se van a chapar? ¿O estarán peloteando el asunto entre administraciones? Lo fácil, mientras, es gastarse nuestro dinero en publicidad que nos diga lo buenos que son los cuidadores. Que se lo digan a Macarena, a Esther, a Ana, a Beatriz, a Fernando, a Gustavo, a Anate, a Marcos, amigos que me salen a bote pronto, al cuidado de sus padres.
'Conciliación' está tela de manoseada. Da hasta grima escribirla. Se asocia a vidas frenéticas de extraescolares, de colegios, de jornadas laborales pero no a cuidados de los mayores, a las citas en el centro de salud, a la recogida de medicinas en la farmacia. Ahora mismo hay miles de cincuentones, en la cúspide de sus carreras laborales, tratando de acumular años cotizados para una jubilación dudosa, obligados a hacer malabares con la logística doméstica que requieren sus padres mayores. Agradecidos los que son varios hermanos y tienen medios. Sorprendidos en nuestra enorme fortuna los que tenemos a padres que están perfectos.
Hacienda, mientras, lleva diez años sin modificar los topes para acceder a una ayuda fiscal por cuidados de mayores. Es un jugadón: subo unos euros las pensiones no contributivas de tal manera que, al cobrarlas el anciano, el cuidador no puede solicitar la ayuda fiscal porque se pasa de renta. Ahorran con la miseria.
Mientras, los que están bien pueden ir al cine más barato, bailar en los viajes del Imserso y viajar gratis en transporte público. Votan. Cuando ya están en casa, sin moverse, sin reconocer, sin hablar, dan igual. Como para ponerse a pensar en habilitar colegios cerrados. Menudo lío. Quita, quita. Que se peleen las familias sobre cómo organizarse. Que se insulten los cuñados. Que se dejen de hablar hermanos. Que nos tenemos que concentrar en el argumentario: «No podemos gastar más en la OTAN porque debemos preservar nuestro Estado de bienestar». Ah, y tenemos secretario general del Reto Demográfico.
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