sin punto y pelota
No son las redes sociales, eres tú
La libertad, nos enseñan, viene con grandes dosis de responsabilidad
Cuándo nos dejaron de gustar los niños
Lágrimas currantes
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Iniciar sesiónNo es por llevar la contraria, que me gusta. No es tampoco por haber detectado cierta simplicidad en el análisis, que también. La defensa de las redes sociales me ha ido viniendo con cada risotada que he dado leyendo a Rebeca Argudo en su ... muro de Facebook o por lo bien comunicadas que nos mantenemos las amigas de la adolescencia. Redes sociales virtuales, conviene aclarar, porque la primera simplificación es esa, que red social es la partida de parchís diaria de la familia de mi suegro o el dominó de los jubilados en esa callejuela de La Trinidad en Málaga, descamisados, pantalón corto, morenos, colillas en el cenicero, una pinta que los emparenta directamente con el malagueño más universal, que rezan los folletos, o sea, con ese Picasso de pitillo en la mano y orilla en la Costa Azul. Redes sociales que echan mano de las virtuales para su logística, ya sea para organizar el dominó, el paddle, las carreras de medio fondo o el domingo de sandía en la playa.
La red social virtual sería el 'chat' de mi COU, donde Paco nos pone textos sesudos, otros algún meme gracioso y nos ayudamos a encontrar cuidadoras para los padres con alzheimer. ¿Que no gusta el plan? Nadie obliga. Puedes darle vueltas a los hielos del café, suspirar y decir «qué horror es WhatsApp». También lo ha dicho Maduro. También lo están diciendo los bienpensantes de izquierdas, habitantes del lado estupendo de la historia, a cuenta de la X de Elon Musk. Pero su red y otras han servido para visibilizar la represión de Maduro a la oposición que le ha ganado las elecciones. Sí, también ha difundido noticias falsas sobre el origen del asesino de las tres niñas británicas que han servido para incendiar las calles, pero prefiero desmentidos a censura, seguir conociendo a gente estupenda en X a que el Estado me diga que no me convienen. La libertad, nos enseñan, viene con grandes dosis de responsabilidad.
Es cierto. Para tratar de comprobar de dónde viene la información. Para no caer en el tribalismo, ni en el sectarismo. Para enfrentarse a verdades incómodas e incluso cambiar de opinión ante nuevas evidencias. El uso que hagas de las redes sociales virtuales, el para qué, te define de alguna manera. La adolescente que aprende de hilos de arquitectura o la que sueña con un extra de dinero para unas tetas nuevas. El que no sale del universo del fútbol y el que se adentra en la historia.
Querer escuchar lo que dice Donald Trump a Elon Musk en una entrevista larga o estar del lado del comisario europeo que le avisa al dueño de la red de que en Bruselas le vigilan por si comete delitos de odio. Después de una noche de verano viendo 'La vida de los otros', sé quién estaría con la Stasi y quién no. Quién construye el muro y quién no. Quién tiene miedo a la libertad y la quiere restringir y quién confía en la diversidad de la humanidad. Si quieres abandonar las redes sociales virtuales, puedes hacerlo ahora mismo. Ya. Te lo explica Maduro en un vídeo. Espero que a nadie se le ocurra decidir por nosotros.
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