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sin punto y pelota

Sin problemas, Bruselas

Detalles sin importancia que no explicarán para nada el auge de partidos de extrema derecha, populistas, xenófobos y ultras

Conspiración judeomasónica

Begoña Gómez amenaza a Friedman

Berta González de Vega

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La Unión Europea es, ahora mismo, un oasis de bienestar en el que lleva décadas gobernando un discurso socialdemócrata que traza la línea que separa el bien y el mal. Los países compatibilizan a la perfección sus intereses nacionales y los de la Unión, ... la industria está bien regulada y es pujante, la política energética nos ha hecho más fuertes, nuestra agricultura es un ejemplo de burocracia que imita el mundo entero, nadie duda de la solidaridad entre sus miembros y la inmigración musulmana está perfectamente integrada y comulga –perdón– con los principios de las democracias liberales, como la igualdad de todos los ciudadanos, incluidas las mujeres, claro está. La gobernanza de las instituciones es cercana al ciudadano y transparente, no hay más que ver lo bien que informó Ursula Von der Leyen de los contratos con Pfizer para la compra de vacuna para el covid. Además, la guerra de Ucrania ha demostrado que, enfrentada la Unión a un desafío geoestratégico de primer orden, los países responden todos a una muy indignados, poniéndose de perfil cuando los estadounidenses exigen mayor aportación de cada PIB a la OTAN y comprando gas ruso a mansalva algunos mientras se hacen fotos con Zelenski en camiseta color verde militar. Otra gran fortaleza de la Unión Europea sería lo escrupulosa que es con la objetividad de trato a sus países miembros: ha mirado con similar preocupación a las amenazas sobre la separación de poderes de Polonia y Hungría que a las de España. Sin duda.

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