SIN PUNTO Y PELOTA
El exotismo de Kennedy
Como logre lo impensable, debería ser un toque de atención a los medios tradicionales
Profesores y alumnos (22/11/23)
Lo hacemos por ti (15/11/2023)
Trump, el Brexit, Meloni, Milei y la ultraderecha holandesa. Faltarán algunas, pero esas son las grandes sorpresas electorales de los últimos diez años, ganadores pese a las advertencias del 'establishment' mediático, el mensaje del miedo, los insultos a sus votantes como presas fáciles de ... la demagogia. En 2024 queda por probar la posibilidad más exótica, los frutos del experimento que despista a los 'spindoctors': la campaña de Robert Kennedy Jr. No he visto nada igual. Al candidato, que va a presentarse como independiente, no le asusta quedar de ñoño y colgar en Thanksgiving un mensaje que anima a pasar de la queja a la gratitud, cambio que le salvó de las adicciones. La gratitud, explica, puede ser por la invención de los aviones o por el delicioso zumo que produce una naranja. Es fácil imaginarse las caras de desprecio de ciertos intelectuales. ¿En serio que este tío nos viene con un mensaje de parroquia de barrio, de guitarra y sonrisa, de gracias a la vida que me ha dado tanto? Pues sí. Con un par. Hay que tenerlos para desafiar a los fontaneros de las encuestas que animan al enfrentamiento y a pescar en el río revuelto de las emociones más tóxicas.
Los medios más importantes de Washington y las crónicas de los corresponsales europeos hablan de un tipo conspiranoico, que tiene dudas sobre los efectos de algunas vacunas, que simpatiza con Putin y que quiere mano dura con la inmigración ilegal. Con ese brochagordismo, ya le han catalogado algunos de extrema derecha. A un Kennedy que lleva orgulloso el legado de su padre y de su tío, los dos asesinados. A un señor que esta semana, en el 60 aniversario de la muerte de JFK, ha vuelto a pedir que se desclasifiquen todos los documentos en poder del Gobierno, como debería haber ocurrido hace tiempo. Que no hay mejor gasolina para una conspiración que la falta de transparencia.
La acusación de simpatizar con Putin le viene de pedir que se deje de armar a Ucrania porque solo se está alargando la guerra, sacrificando vidas de jóvenes ucranianos, para acabar sentados con Rusia. Mantener eso, ahora mismo, te señala como colaboracionista putinesco pero hay síntomas de fatiga en varios países. El supuesto señor de ultraderecha se ha fajado contra algunas de las multinacionales más potentes en juicios por contaminación ambiental, pero no compra las medidas contra el cambio climático. El peligroso conspiranoico denuncia cómo, con las medidas impuestas por la pandemia, sufrieron los pobres mientras se han enriquecido los dueños de las principales tecnológicas. El inquietante verso libre se deja su maltrecha y desagradable voz en entrevistas en 'podcasts' de varias horas, donde se puede explicar sin que le editen. El populista amenazador se niega a criticar a sus adversarios más que para decir que polarizar es el mal.
No va mal en las encuestas. Como logre lo impensable, debería ser un toque de atención a los medios tradicionales. Lo está haciendo todo sin ellos. Habla de amor y de gratitud. No hay un experimento más exótico