sin punto y pelota
Educación y descanso
Hay quien fía a los menas el pago de nuestras prestaciones de la Seguridad Social aunque no hay previstos cursos que les permitan salidas laborales
Amores modernos
El bolso y la bolsa
Un funcionario, un político, un asesor tiene una idea genial. A veces pasa. «Vamos a construir un edificio para que vengan a Madrid funcionarios de toda España a hacer cursos de formación continua, que siempre hay una ley, un proceso, una herramienta digital nueva. Y ... que tenga un hotel, para 'networking'. Tipo campamento juvenil pero para funcionarios. Tenemos una parcela, cerca de Prado del Rey, por Pozuelo, un sitio estupendo». Éramos la bomba. El horizonte se empezaba a llenar de grúas. El bipartidismo, consolidado. 2002, Gerardo Camps, secretario de Estado de la Seguridad Social, tenía su maqueta y anunciaba unos plazos que, como casi todos, están hechos para incumplirse. Y, en los planes, no estaba que aquel complejo fuera a alojar en 2025 a 400 menas, como ha anunciado el Gobierno, aprovechando que ya vivieron allí ucranianos. O que en el 2019 suspendiera la actividad porque la ocupación era mínima en un complejo de 24.000 metros cuadrados que acabó costándonos (es importante esa primera persona del plural) 86 millones de euros.
Mientras, en Marbella, hay otra residencia que fue para funcionarios y ha cerrado. A diferencia del complejo de Pozuelo, un horror de pizarra negra, la Residencia de Tiempo Libre es un icono del movimiento moderno arquitectónico. A riesgo de incurrir en delito de memoria histórica, recordaremos que, en plenos 60, el franquismo promovió esta residencia de 'bungalows' entre pinos casi a la vez que la aristocracia europea se alojaba cerca, en Los Monteros. Los trabajadores tenían derecho al descanso y el franquismo se lo daba a algunos en plena Costa del Sol, primera línea de playa, a través de la obra sindical de Educación y Descanso. En las últimas décadas, aquello ha estado gestionado por la Junta, que ahora dice que no tiene mucho sentido dedicarse a la gestión hotelera desde lo público. Y es verdad. Franco no era un liberal precisamente. En los últimos años, los sindicatos han protestado por el abandono de las instalaciones. No lo hicieron entre 1999 y 2006, cuando UGT y CCOO tuvieron la gestión directa de aquello y lo manejaron como su cortijo, adjudicando las plazas a dedo, hasta que los tribunales dijeron que ya valía.
En este verano de 2025, en las oficinas de la Seguridad Social se sigue funcionando con cita previa. No sabemos si entre los cursos ofertados en el edificio fallido de Pozuelo había alguno de atención al público rápida y amable. Hay quien fía a los menas el pago de nuestras prestaciones de la Seguridad Social aunque no hay previstos cursos, educación, que les permitan salidas laborales desde Pozuelo. En Marbella, mientras, la Junta y el Ayuntamiento tienen un acuerdo para hacer un hotel de lujo en la ciudad de vacaciones franquistas. Los arquitectos se han indignado ante la pretensión de construir más en la parcela, sin preservar el espíritu paisajístico, para que quepan más turistas cinco estrellas.
Los currelas, los curritos, los currantes jovencitos buscan con educación y descanso dónde vivir. Ni son menas ni tienen para el turismo de lujo. Sube Vox, dicen las encuestas.