sin punto y pelota
Diplomáticos florero
Creen que están cambiando el mundo y, de repente, los terroristas sanguinarios de Hamas irrumpen en un concierto
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En este mundo, hay diplomáticos y asesores que se pasan horas, días, analizando documentos, puntualizando, llegando a acuerdos, resignándose a faltas de consenso, centrando párrafos, pariendo declaraciones tan rimbombantes como inútiles. Creyéndose que están cambiando el mundo, que lo mejoran, que sus tratados pasarán a ... la historia y, de repente, los terroristas sanguinarios de Hamas irrumpen en un concierto de música electrónica y en 'kibutzs' asesinando, violando, decapitando y secuestrando. ¿De qué han servido las cumbres internacionales de meses antes?, ¿la de la OTAN, el G20, la Asamblea General de la ONU, la europea en Granada? El martes se celebró el aniversario de Naciones Unidas y sólo supimos de las declaraciones de su secretario general, Antonio Guterres, que provocaron una reacción airada del Gobierno israelí. No estaba nadie como para sacar pecho por el cumpleaños. En unas semanas, el embajador iraní ante la ONU, Ali Bahrein, presidirá el Foro Social del Consejo de Derechos Humanos, sin que importe lo más mínimo que haya muerto otra joven iraní a manos de la Policía por negarse a llevar velo o por la condena a cárcel de las periodistas que dieron la noticia de la muerte de Mahsa Amini por el mismo motivo. Sigue existiendo el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, bajo la cúpula con sobrecoste que pintó Miquel Barceló por encargo de un Zapatero que preconizaba la Alianza de Civilizaciones mientras diseñaba un país polarizado en España.
Todo va tan rápido, la actualidad es tan trepidante, que nos da igual ya averiguar qué pasó con la pandemia del coronavirus mientras dejamos a unos cuantos y benditos frikis que investiguen para la posteridad las circunstancias exactas del laboratorio de Wuhan en el que trabajaban los estadounidenses con los chinos. Lo que sí sabemos es que China no avisó rápido a la OMS y que tampoco se ha dejado investigar para saber qué ocurrió, mientras, eso sí, nos preparan un tratado de pandemias que podrá imponer medidas restrictivas sobre la libertad individual a escala global.
En Granada, hubo negociaciones tediosas entre los miembros de la Unión Europea sobre el fenómeno migratorio, sin riesgo de críticas a un giro hacia posturas calificadas por los medios como de ultraderecha, o sea, las que aspiran a una entrada ordenada y legal. Sin posicionamientos claros, cientos de inmigrantes llegan desde Canarias a hoteles de Torrox, en Málaga, o a Almería, con opacidad comunicativa del Gobierno. Sin que sepamos qué se quiere hacer con esos cientos de chavales sin identificar, sin un solo papel. Para papel mojado ya, aquella declaración de Granada, con lo espectacular que lucía la Alhambra desde los jardines de la mezquita de enfrente, en el Albaicín.
También quedó estupenda la Cumbre de Paz en Oriente Medio en el Palacio Real de Madrid en 1991. A la vista de lo que estamos viendo, aquello, al menos, además de dejarnos unos cuantos papeles mojados nos quitó a los yonquis de plaza de España de un día para otro. Justo lo que no estaba en ningún documento elaborado por los diplomáticos florero.