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sin punto y pelota

Aquellas noches eternas

Allí arriba era menos evidente el feísmo que iba invadiendo Marbella

Amores modernos

El bolso y la bolsa

Berta González de Vega

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Las criaturas de la Costa del Sol tenemos novela de verano. Silvia Grijalba, hija con honores de Torremolinos –de las que saben quién era Michener y qué escribió sobre nuestro pueblo– ha dado forma a una memoria sentimental con 'Aquellas noches eternas' que transcurrían en ... esa franja litoral en los años 60, un subir que coincidió con un bajar de Tánger. En esas noches de verano se andaba descalza por las losas de barro, los jardines eran frondosos y se mezclaban jazmines y damas de noche, las casas eran discretas, alejadas de tapias por las que caían las buganvillas y los plumbagos. Había cerámica andaluza y cal en las paredes y hubo extranjeros, como el australiano Donald Gray, que se enamoraron de la arquitectura tradicional y la recrearon en sus urbanizaciones. Como La Heredia, camino de Ronda, cerca del Alcuzcuz, la finca en la que el decorador Jaime Parladé y su mujer, la británica Janetta Woolley, dieron un toque Bloomsbury a la acuarela.

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