sin punto y pelota
Alegría por bulerías
Soltó este bulo desahogada, en la rueda de prensa del consejo de ministros que había parido la estrategia contra la desinformación
Sección Femenina espabilada
Honrada insubordinación
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Iniciar sesiónMenudo bulo soltó Pilar Alegría, con la alegría de que Von der Layen –¡Ay PP!–, escogiera a Teresa Ribera como una de las vicepresidentas de la Comisión Europea: «Fíjense, es que es la primera vez que una mujer española ocupa un puesto de esta ... magnitud (sic), de esta importancia. Es la primera vicepresidente ejecutiva en la Unión Europea. Nunca España había tenido ese papel, tan importante y tan predominante». Nos fijamos. Soltó este bulo desahogada, en la rueda de prensa del consejo de ministros que había parido la estrategia contra la desinformación. La portavoz y ministra de Educación del gobierno más feminista obviaba así la existencia de Loyola de Palacio. Vicepresidenta cuando solo había dos, las competencias que tuvo ella en Bruselas ahora están repartidas entre tres comisarios, pero nada se le ponía por delante a una mujer con el lema de «la única batalla perdida es la que no se da».
No deja de ser triste o tener su gracia que Alegría ignorara la existencia de Loyola de Palacio también el mismo día en el que el Gobierno de Sánchez quiere mejorar su democracia haciendo ver que hay una ofensiva de medios y de jueces en su contra. La gestión de Loyola de Palacio fue atacada por el PSOE, en una campaña azuzada por el hoy residente parcial en República Dominicana José Bono, con lo que se llamó el escándalo del lino. La mantuvo abierta durante años el hoy expulsado de la carrera judicial Baltasar Garzón, defensor de cargos de Maduro y ya marido de la ex fiscal general del Estado. ¿La resolución del caso? Que no hubo nada. Loyola De Palacio se había muerto de cáncer meses antes de la sentencia.
La primera vez que vi a Loyola de Palacio fue accidental. Andábamos mi amiga Lucía y yo a la búsqueda de un enfoque nuevo para cubrir el vertido de Aznalcóllar, causado por esa presa que vigiló tan bien la socialista Junta de Andalucía. «¿Es Loyola de Palacio?», nos preguntamos viendo a unos agricultores con una señora en una parcela de naranjos allá por Sanlúcar La Mayor. Era. Paramos el coche y fuimos. Allí estaba la ministra de Agricultura, los zapatos llenos de fango –éste, de verdad y no como el que llena los discursos de Sánchez–, escuchando a los dueños de aquellas parcelas cubiertas de lodo tóxico. Sin cámaras, sin una corte de asesores. Vamos, parecido a aquel vídeo de postureo de Teresa Ribera en bici por Valladolid, seguida de coches oficiales.
Después, hizo historia convirtiéndose, ella sí, en la mujer española que más poder había tenido en la Comisión Europea. O español a secas, porque otros fueron comisarios antes, pero no con tantas competencias. Por eso, su biografía aparece recogida en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de Historia. Pero, claro, la muy feminista Alegría, ministra de Educación, no tiene por qué saberlo. Seguro que está más ocupada dando charlas sobre la importancia de combatir los bulos en colegios e institutos. Bulos de una enorme magnitud. Como el suyo de ayer con Teresa Ribera. Puede que no fuera ni consciente de él. No sé que es peor. Ser mezquina o ignorante. Alegría por bulerías.
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