bala perdida
Auge del pobre
De cinco en el bar a uno ya le falta para el café. Ayer mismo lo he visto con Puigdemont de fondo en el plasma del bar
La 'reentre' (5/9/23)
Amy, dos horas de eternidad (3/9/23)
Mientras atamos o no atamos la ley a un prófugo, rueda por ahí el dato feliz de que regresamos a niveles de prepandemia, si miramos los índices de pobreza. Pero resulta que en esa novedad se traspapela la noticia que a mí más me importa. ... Resulta que pobres hay muchos, o bien gentes en riesgo inminente de pobreza, con lo que igual no estamos como antes de la pandemia, sino peor, quizá. Ahí en torno al diez por ciento de pobres andamos, respecto a la población activa. Lo diremos de otro modo. Hay particulares que no van a El Corte Inglés a comprar de rebajas sino a no pasar calor, o frío. Y no hablamos sólo del pobre de novela, por lo general transhumante, sino también de una punta de la clase media, que ha pasado en tres años, o cuatro, de elegir un plasma tamaño cine de domingo a mirar los escaparates, que es como consumen los que no consumen. No piensen que voy exagerando, porque le he echado un ojo a los datos. Antes, hace tres tardes mal contadas, los pobres venían de lejos, con su hatillo de esperanza y su soledad de domingo, pero ahora el pobre vive enfrente, o en nuestra propia casa, y estamos a un rato no ya de poner un pobre a nuestra mesa, sino de ser una mesa donde siempre hay un pobre, o dos, quizá, eso ya funciona según la suerte. Tuve un jefe, de dura vocación literaria, que, en su infancia gallega, no quería ser astronauta o futbolista, como otros niños, sino pobre, pobre de libro, pobre de mirarlo todo con ojos de limosna. Le parecía que aquello iba a darle mayor experiencia a su escritura, bajo ese lema no sé si cervantino: «Me invento pasiones para ejercitarme». Doy un ejemplo de la pobreza como exótica fantasía, precisamente porque se ha acabado lo de imaginarnos pobres, porque pobres ya lo somos, o tenemos a un cuñado sin nevera. Los pobres no son lo que eran, y sobre todo no son los que eran. Como que de cinco en el bar a uno ya le falta para el café. Ayer mismo lo he visto, con Puigdemont de fondo en el plasma del bar.