en clave de tron

¡Menuda panda!

Juntos en Suiza Santos Cerdán con Míriam Nogueras, más Sánchez y súper Yoli conectados por Skype y Puigdemont sobrevolandolo todo. ¿Qué puede salir mal?

Comienza el espectáculo (25/11/23)

La amnistía se negoció desde marzo (18/11/2023)

Inasequibles al ridículo y a la prepotencia. Con un complejo de superioridad por encima del bien y del mal. Con unos líderes supremos engreídos hasta el infinito y más allá. Y con una capacidad de sumisión patética... así se reúnen en Suiza los súbditos ... de Carles Puigdemont y de Pedro Sánchez.

El que manda, huido, pegándose la vidorra padre y des... piporrándose de todos nosotros mientras nos hace un eterno corte de mangas, mantiene y no enmienda que no tiene límites y que va a por todas.

El otro, humillado y pavoneándose a la vez, escondido entre los aplausos y el baboseo de los suyos, incrementa su cinismo cada vez que abre la boca y aprieta el mentón. Le da igual mentir ante una cámara de televisión que ante el Rey en sesión solemne.

El ex 'molt honorable' sueña con pasearse por Las Ramblas (y lo hará más pronto que tarde) creyéndose que es la reencarnación de Josep Tarradellas. Se despierta en el casoplón de Waterloo al grito de «Ja soc aquí».

El presidente del Gobierno de España sabe que no sería tal (por los pelos) de haberse presentado el 23 J con un programa electoral que incluyera la ley de amnistía y la pantomima del mediador internacional. Pero le da igual.

Puigdemont tiene un inmenso frente abierto en Cataluña entre los propios catalanes y otro esperpéntico pulso entre los 'indepes'. Se trata de cumplir el axioma: «Vivir del independentismo pero nunca en la independencia».

Pedro Sánchez sabe que, a pesar de todo, se va a tirar casi otra legislatura entera chupando del Falcon y del Superpuma y, eso sí, dándonos lecciones contra el cambio climático.

Y aún nos llama la atención el gesto serio de Felipe VI ante las ausencias de los socios y las faltas de respeto y educación del presidente que los mismo se sitúa en primera fila de saludo como si fuera la princesa, que se coloca los pantalones y la entrepierna ante el Rey.

Y nos quedan los presidentes del club de fans: Esa Francina Armengol cuyo premio, tras el desastre de su gestión en las Islas Baleares, es ostentar la presidencia de las Cortes. O ese Conde Pumpido padre (el hijo ya tiene lo suyo) que lo mismo se mancha la toga con el polvo del camino de ETA que con los restos de la basura de la ley de amnistía. Todo sea por la causa.

P.D.: Sobre la escena de la cabeza de caballo en 'El Padrino'. Pongámonos en situación: Pedro Sánchez se despierta por las humedades (con perdón) entre las sábanas de seda. Se toca, se palpa, se mira las manos, llega hasta los pies de la cama y se encuentra la cabeza decapitada de la ley de amnistía (el caballo Khartoum, en la obra maestra de Coppola) y se pone a gritar como un loco.

Y todavía Puigdemont se atreve a hacerse el gracioso, sabedor de que su chantaje tendrá éxito. Para nuestra vergüenza. Por nuestra humillación.

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