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bala perdida

Xabi, 'dandy' de rabia

Fue uno de esos jugadores escasos a los que no convences de pronto con un dinero extra

Faltan toldos

Un ser meteorológico

Ángel Antonio Herrera

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Cuando Xabi Alonso se fue del Madrid, siendo futbolista de esbeltez, escribí que costaría encontrar a un semejante. Ahora vuelve, semejante de sí mismo, pero ya en el timón orquestal del banquillo. Me gustó siempre Xabi. Hablamos de un tipo elegante, con algo de ' ... british' vasco, que a rachas cumplió por ahí en los pósters de moda, pero que siempre jugó de pensador de medio campo. Es lo que aún nos falta a los del Madrid en la alineación renovada, un Xabi que maneje en medio del césped, dándole a la delineación de la imaginación, y no en la orilla. Cuando Xabi tenía de entrenador a Ancelotti, vimos por momentos que al Madrid le sobran a veces jugadores, pero le falta equipo. No sé si ahora ocurre lo mismo, a la vista de esta pachanga de Miami que tenemos en curso. A mí es que tanto sol en un partido no me deja ver el partido. Pero yo aprecio que Xabi ha venido a resolver. Porque se trata de encontrar pronto un dibujo claro de juego, donde no se dé por premeditado lo que ocurre por inspiración espontánea, según algunas rachas últimas que conviene no recordar. Yo creo mucho en este Xabi de regreso porque creo en el Xabi que se fue, un hombre al que le daba lo mismo lo que el club ofreciera, porque en él la voluntad no es brinco de última hora. Xavi fue uno de esos jugadores escasos a los que no convences de pronto con un dinero extra, o un doble halago. A mí, cuando dijo adiós, convencidamente, me dio una pena larga, casi irreparable, porque Alonso es un 'lord' del fútbol, un imprescindible en el Madrid, el mejor socio de Cristiano, entonces, y de Bale, aquel otro bólido al que ya hemos olvidado. A uno de Alonso le gusta su actitud segura y su personalidad nada frívola. No ignora que el talento es trabajo. No sólo reúne juego sino mando, y jerarquía, y hasta majestad. Entonces, y hoy. En el pase largo tocaba Xabi momentos de prodigio, y manejaba el centro del campo con relámpagos de lucidez. Alternaba el terciopelo y la pugna. Fue un 'dandy' de rabia. Es.

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