bala perdida
El caso Milei
Lo preocupante no es él, sino el gentío que lo vislumbra como un mesías
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Iniciar sesiónEspaña es diferente, según el lema de folclore, pero Argentina también. Ahí está el inquietante Javier Milei, preparando a conciencia el despeinado por si le toca hacerse la foto de presidente. Que no se descarta, ni mucho menos. Hoy en las urnas iremos viendo. ... Aún sorprende que sujetos como éste, que promueve desregularizar el arma de fuego, o aplaudir la venta libre de órganos, entre otras iluminaciones de futuro, tenga una parroquia masiva, pero igual ya no debiera sorprendernos tanto, porque el mundo es un viejo error, y hay épocas en las que la alternativa a la política es un payaso, o un comicastro.
Lo preocupante, en rigor, ante el caso Milei, no es él, que ha logrado la fama que nunca tuvo, cuando se empeñó en delirios de futbolista o rockero, sino el gentío que lo vislumbra como un mesías, ante una nación naufragante. Hace falta ir tuerto por el mundo, o directamente ciego, para verlo tan claro. Pero es favorito en las encuestas, y da más bien pena o angustia pensar que los argentinos quieren darse de rehenes a un señor que entre el Estado y la mafia prefiere la mafia, y encima lo dice, antes o después de hablar con su mastín difunto, mediante una médium.
Milei reclama, por momentos, a Trump, o a Bolsonaro, de parientes más o menos lejanos, y se desempeña en la cháchara de los que hablan sin pelos en la lengua, que es como el peatonaje define a los que no tienen nada que decir. Yo le descubrí una noche, en la tele, y pensé que estaba ante una edición de deshoras de algún programa de esos videntes que le echan la carta de estafa a tres desdichados. Pero luego lo vi en los telediarios, sin mover la soflama, y descubrí su coro de cómplices, que van desde los negacionistas de la pandemia a los odiadores del Papa. Como España, es diferente Argentina, cuando se pone, y ahora está a un soplo de traspié del más difícil todavía, como en el circo, ya extinto, o no tanto: cabe mejorar el desastre. El camino se llama Milei. Todo nos gustaba más cuando el exótico de Argentina era Maradona.
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