bala perdida
Los mariquitas de Alfonso Guerra
La libertad está para ejercerla, y eso supone crear algunas molestiasí
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Cabaré de ofertas (21/11/2023)
Estuvo Alfonso Guerra la otra noche donde Pablo Motos y soltó que ahora no se pueden hacer chistes de enanos o mariquitas. Y le están dando una tunda masiva por ahí, en redes y otros sitios, porque a los enanos y a los mariquitas ... ni tocarlos. No sé yo. Guerra no aúpa sino el derecho a la libertad de expresión, y esa libertad de expresión es un ejercicio sagrado, se hable de sarasates, cojitrancos, ojituertos, archirubias, o cuñados. Luego está la ley, para dictar dónde ha habido delito, o dónde no. Guerra tiene todo el derecho a decir lo que ha dicho, y también los que le han replicado, pero no debiéramos sumarnos a fijar un temario del bien o del mal, para hacer un chiste o un artículo, porque entonces se nos acaban los chistes y los artículos. La libertad está para ejercerla, y eso supone crear algunas molestias, porque de lo contrario no estamos manejando la libertad sino la sumisión. A mí los chistes de mariquitas me joden más que joden a quienes reprueban ahora a Guerra, porque los chistes de mariquitas suelen ser malos, aunque los practique Chiquito de la Calzada. Son gracietas del tópico, como los de los enanos, o los gangosos, y el tópico es dañino, aunque esto no lo dicen los policías de lo correcto, que son unos cátedros del tópico, o sea, de lo políticamente correcto, o sea, del directo tedio espantoso. Nos vamos aparejando una sociedad aseadita que ya queda a dos chistes malos de la censura, porque censurar es levantar una tabla de la ley de los temas que pueden abordarse y los que no, con lo que opinar libremente deviene en anomalía cuando la anomalía es la prohibición. Más allá o más acá del entretenimiento que han dado las palabras de Guerra, prospera lo que hace un rato: hay unos cuantos temas que son guays, y el resto es un catastrofismo de fachas. Como si no fuera un riesgo el puritanismo homicida que últimamente quiere imponerse en todo, desde la publicidad con guapas al idioma sin infractores. Mal futuro iba a tener hoy Don Francisco de Quevedo. Pero Quevedo es un tipo antiguo, y qué más da. Los que usan el salfumán de la palabra libre tiene poco sitio en una temporada donde 'otre' es el neologismo tontiloco del éxito.