bala perdida
Juguete de Igualdad
Esta fantasía de ponerle un cronómetro al frasco del Fairy ha resistido dos navidades
Estriptis de nómina
Gente loca
Poco más de un año ha durado la 'app' 'Me toca', un ingenio del Ministerio de Igualdad que buscaba el reparto en las tareas domésticas. El artefacto digital lo presentó en su momento la inolvidable Pam, Angela Rodríguez en el deneí, a la sombra ... complacida de Irene Montero. La 'app' venía a ser el tribunal supremo de la colada, la judicatura del tiempo de hacer la cama, una fiscalía, vía móvil, de dejarlo todo recogido y bien recogido, según los turnos justos. Pero ha sido un despiste y un desastre, a la luz de los escasísimos usuarios, que no han llegado a 10.000. Y le han echado el cierre, por defunción. Yo veo aquí un éxito, sin embargo, porque esta fantasía de ponerle un cronómetro al frasco del Fairy ha resistido dos navidades. Hay aeropuertos que no llegaron tan lejos. El invento, además, decía mucho de la imaginación de Irene y Pam, que llegaron a la refundación del minutero en el móvil para repartir el rato de colada, cuando eso ya lo teníamos resuelto y bien resulto, desde hace años, en los planes del sentido común y el respeto exacto al ocio o el negocio del otro, siempre libre, cónyuge o no. Derrocharon imaginación, Pam e Irene, porque no hay imaginación mayor que refundar lo que ahí mismo ya existe. Claro que también se vislumbra un derroche los más de doscientos mil euros que nos costó a todos este juguetito, que traía su apartado de plancha, su apartado de bricolaje, su apartado de ir y venir a la lavadora a meter el ajuar de bragas o calzoncillos. Yo intuyo que los 10.000 cándidos usuarios de la 'app' ya extinta han podido darle empleo en convivencia con algunos juegos de mesa, como el mus o el monopoli, por sacarle así un provecho mayor a una herramienta que todos llevábamos muchos años amortizada con un papelote de apunte de calendario en el imán de la nevera. La presentación de la 'app' 'Me toca' fue un alegrón y ha durado, en creciente declive, poco más de un año. Qué exitazo, joder. Porque se llegó a adornar de imprescindible una 'app' que no le hacía falta a nadie.
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