CABEZA FRÍA

El peligro no es Begoña, es Podemos

Si la mujer de Sánchez acaba en el banquillo, el PSOE cerrará filas con él, bajo el relato de la persecución judicial

PSOE y Sumar, como el ejército de Pancho Villa

Los ministros hacen quinielas

Por muchas portadas que pueda acaparar la posible foto de Begoña Gómez sentada en el banquillo, no es ella sino Podemos el gran problema de Pedro Sánchez. Con el PSOE convertido en algo más parecido a una secta que a un partido democrático y ... aprovechando algunas inusuales decisiones del juez Peinado –como la citación de este sábado por la tarde–, si la mujer del presidente llega a juicio, el partido cerrará filas con él bajo el relato de que su familia es víctima de una persecución judicial. Ya lo vimos con los cinco días de reflexión. Y no esperen que sus socios parlamentarios se aparten mucho de esa línea .

Podemos, en cambio, ha dejado claro esta semana que no le importa poner en riesgo la legislatura si con ello logra fortalecerse en la estrategia con la que espera renacer de sus cenizas: convencer a sus antiguos votantes de que es la izquierda pura, de que es útil porque es el único que fuerza al PSOE a tomar decisiones progresistas.

Con este discurso, que ahora han decidido llevar a sus máximas consecuencias, lograron el 3 por ciento de los votos en las últimas elecciones europeas cuando solo unos meses antes se les daba por muertos. Desde entonces, las encuestas les vienen dando cuatro escaños en unas eventuales elecciones generales en las que solo podrían sacar representación por Madrid y Barcelona. No crecen más. Y veremos en las próximas encuestas si esos cuatro escaños no se resienten por la última contradicción entre el recalcitrante discurso político 'antirricos' que la pareja Iglesias-Montero mantiene en público y las decisiones 'de ricos' que toman en su vida personal: sacar a sus dos hijos mayores de la educación pública para llevarlos a la privada.

El primer objetivo que se marcó Pablo Iglesias para hacer resurgir a Podemos fue destruir a Sumar y, políticamente, a Yolanda Díaz para que los morados sean lo único que quede a la izquierda del PSOE. Las previsiones demoscópicas, por tanto, son totalmente insuficientes para lograrlo pero esto solo convierte al partido de Ione Belarra en más peligroso. Si ante el debate sobre la cesión de la competencia de inmigración a Cataluña exigió una regularización masiva de inmigrantes para votar a favor, ¿cuál será el próximo precio imposible qué exigirán?

La oportunidad más cercana para volver a alzarse como la pura izquierda la tendrá, probablemente, con la futura ley de Sostenibilidad. Los morados reclaman nada más y nada menos que se renuncie a ampliar el aeropuerto de Barcelona y el puerto de Valencia.

No obstante, su grandísima ocasión llegará con los Presupuestos, si finalmente los hay. María Jesús Montero aún no ha llamado a Belarra para negociarlos porque quiere tener primero un acuerdo con Carles Puigdemont. Cree que así los morados se verían forzados a aprobarlos. «No se atreverán a tumbar los Presupuestos si los únicos votos que faltan son los suyos», apuestan en el Gobierno. Pero, después de lo que ha pasado con la cesión de la competencia de inmigración, yo no lo diría con tanta seguridad.

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