Cabeza fría
¿Quién pagará por el apagón?
Si Tráfico no dejara circular a los bomberos porque le caen mal, todos entenderíamos que es una imprudencia
Sánchez, de apagón
De presidente resiliente a presidente elástico
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Iniciar sesiónLos despachos de abogados están contratando equipos especiales de refuerzo para asumir las cientos de miles de querellas que esperan por el apagón. Los casos podrían llegar a millones: empresas, instituciones, ciudadanos, autónomos... Pero la pregunta más interesante no es cuántos sino contra quién. ... Y la respuesta requiere despejar la incógnita que existe desde el primer día: ¿qué pasó? ¿Fue un ciberataque, un fallo del sistema, un error humano o el acatamiento de una orden del Gobierno? El origen determinará quién tiene que pagar.
Desde el principio sabemos que los demás países que sufrieron un episodio similar tuvieron una respuesta en las horas o días siguientes. El hecho de que a estas alturas el Ejecutivo siga dejando caer que quizá nunca sepamos lo que sucedió parece un indicio claro de que tiene razones de peso para intentar ocultarlo o para comunicarlo lo más tarde posible, cuando el apagón sea un recuerdo lejano.
Su problema es que a un ciudadano se le puede llegar a olvidar la ley de Amnistía, pero no la muerte de un familiar o una angustiosa espera por el regreso de la luz que le aporta el oxígeno que le sigue conectando a la vida. Las empresas y autónomos también tienen memoria porque sus cuentas de resultados son tozudas y el paso del tiempo no borra sus pérdidas.
Desvelaba Raúl Masa en este periódico poco después del apagón que el Gobierno decidió aprovechar la elevada producción de energía eólica y fotovoltaica unos días antes para demostrar que las nucleares no son necesarias. La estrategia de Red Eléctrica habría sido bajar el precio de la luz en el mercado mayorista elevando el peso de las renovables porque a las centrales atómicas no les compensa producir por menos de 20 euros megavatio/hora. Cuando las nucleares solicitaron retirarse, Red Eléctrica lo aceptó gustosa hasta dejar su peso en el mix por debajo del 15 por ciento.
Si esto llega a confirmarse podría implicar varios delitos. El primero, el de maquinación para alterar el precio de las cosas, un viejo conocido de los mercados de valores. Incurren en él muchas sociedades cotizadas para que su acción no baje de un valor determinado y es perseguible porque implica alterar artificialmente el precio de sus títulos. La maniobra normalmente se realiza recomprando acciones. El segundo posible delito, daños por imprudencia al haberse dado una «falta de cuidado o diligencia debida en la conducta de una persona».
El sistema eléctrico no se puede gestionar con ideas políticas porque entonces pasa lo que pasó el lunes 28 de abril a las 12:33h. Es como si al ministro del Interior le cayeran mal los bomberos y ordenara a la Guardia Civil de Tráfico que les pusiera problemas para circular y llegaran tarde a un incendio. Todos entenderíamos que se trata de una imprudencia. Pues con el apagón sería lo mismo.
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