Cabeza fría
¿Resiliencia o suerte?
A Bruselas y los mercados les preocupa más la posible recesión de Alemania que la borrosa separación de poderes de España
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Iniciar sesiónHay dos grandes razones que pueden acortar una legislatura. Y de las dos tenemos ejemplos en España. La primera es la pérdida de la mayoría parlamentaria. Es lo que le sucedió a Felipe González en 1995 cuando su socio entonces, CiU, decidió tumbar los Presupuestos ... del año siguiente. El expresidente socialista entendió que no procedía seguir gobernando, y convocó las elecciones de 1996 que ganó José María Aznar. Esto, en el caso de Pedro Sánchez no va a suceder. Ni los socios del PSOE quieren que convoque elecciones ni aunque intentaran forzarle él las convocaría. Donde Felipe González veía líneas rojas, Pedro Sánchez ve campo abierto. Incluso sin Presupuestos, el presidente del Gobierno pretende seguir. Los socialistas lo llaman resiliencia. Los populares, falta de escrúpulos.
La segunda gran razón que puede hacer tambalear a un gobierno es la economía. Es lo que le sucedió a José Luis Rodríguez Zapatero en 2011, cuando la crisis financiera puso en duda la capacidad de España para devolver su deuda, disparando las especulaciones sobre una quiebra y sobre la propia permanencia de nuestro país en el euro. Del 'crash' de las cajas pasamos a aquella crisis de deuda soberana que abría los telediarios casi cada día con informaciones sobre la prima de riesgo; una variable desconocida hasta entonces que acabó siendo tan popular como el IPC. ¿Y puede la economía desalojar a Sánchez? Mientras funcione, no. Y, ahora mismo, la española crece más que la europea pese a que el Gobierno no deja de crear problemas a los empresarios. No es que nuestra economía sea una locomotora sino que la gestión que el Gobierno hizo del Covid hundió nuestro PIB mucho más que el de nuestros vecinos. Recuerden aquella brutal caída del 11 por ciento en 2020, cuando la economía alemana solo lo hizo un 4. España ha necesitado mucho más tiempo para recuperarse porque había perdido mucho más. Por eso, ahora, mientras otras grandes economías acusan ya un enfriamiento, la nuestra avanza ayudada, además, por un ingente gasto público que ya veremos cómo devuelven nuestros hijos. Los socialistas lo llaman políticas progresistas. Los populares lo llaman crisis de deuda en ciernes pero, de momento, no llega.
¿Y qué pasa con el deterioro del Estado de derecho? ¿No podría ser una tercera gran razón? Desde luego, Sánchez es 'el 1' en esto. El último ejemplo, esta semana, la imputación del fiscal general del Estado, y su posterior confirmación en el cargo. Pero si la economía funciona, los socios de Sánchez le siguen apoyando y Bruselas no protesta, a los mercados no les importa demasiado. La Comisión Europea tiene mucho que decir si la democracia se deterioria en uno de sus países miembros pero ha estado fuera de juego por las elecciones europeas y, ahora que el nuevo Ejecutivo echa a andar, está más preocupado por la posible recesión de Alemania que por la debilidad de la separación de poderes en España. Los populares lo llaman suerte. Los socialistas, también. Pero si esa recesión se produce, veremos qué consecuencias tiene.
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