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mar de fondo

A la amnistía en cohete

Díaz es el mejor fichaje de Sánchez para maniobrar desde el PSOE y desde una marca blanca a su izquierda

Sánchez no engaña a nadie (3/10/23)

Chulería de barrio (26/9/23)

Teodoro León Gross

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Quizá bastase oír a Yolanda Díaz exaltando la fraternidad con el pueblo palestino poco después de que su brazo terrorista acabara de sembrar Israel de cadáveres, con violaciones escalofriantes, para intuir con qué nivel de escrúpulos podría acudir ayer a Barcelona a convertirse en ... profetisa de la amnistía. Confiar en que Yolanda Díaz dudase en nombre del Estado de derecho o siquiera del principio de igualdad es como confiar que a Donald Trump le pare los pies un ataque de respeto por las instituciones. No va a pasar. Ya se vio tras la visita de ella al líder prófugo del 1-O en el santuario de Bélgica, sin entender siquiera que algo no encajaba en la imagen de una vicepresidenta de un país casi rindiendo pleitesía a un fugitivo por atentar contra el orden constitucional de ese país. Yolanda Díaz sólo tiene una obsesión, como Pedro Sánchez: esos siete escaños al precio que sea. Ambos son políticos muy profesionales de mínimo anclaje moral: primero la investidura, y después habrá tiempo de maquillar el relato. Cuatro días después de la masacre de Hamás, con decenas de bebés incluso decapitados en los 'kibutz', en Sumar recalcularon y decidieron que tácticamente convenía hablar ahora de terrorismo, negado hasta horas antes incluso por Enrique Santiago. Ya les pasó con Putin en Ucrania. Si alguien cree que la amnistía les iba a provocar dudas morales, ya pueden encomendarse rezando lo que sepan para las elecciones de 2027.

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