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el batallón

Sala de despiece

«¡Sálvame!», le gritó Sánchez a Belén Esteban, una vez que fueron apareciendo las 'sobrinitas' de Ábalos y toda esa pestilente sensación de corrupción familiar

Álvaro Martínez

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Abandonen toda esperanza, Sánchez terminará la legislatura pues ni él ni sus variopintos socios van a dejar la fortaleza donde aún sobreviven, ya saben, ese muro que levantó el mismo día de su segunda entronización (al menos, él se la tomó así) para, cual arca ... de Noé en misión redentora, recoger allí las especies políticas destinadas «a salvar la democracia», casi todas con una intolerancia severa al concepto España, algunas incluso con un historial criminal, con esos casi novecientos muertos a la espalda y lanzando 'irrintzis' de victoria según iban entrando por las puertas de la atalaya sanchista en su condición de socios preferentes.

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