el batallón
«¿Pero esto lo sabe Pumpido?» (II)
Uno no toma el Tribunal Constitucional para que luego te jeringuen el cortejo al prófugo en Waterloo. «Y Cándido de veraneo...»
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Como un cacito de hierro candente recorriendo la espalda ha caído en la izquierda la decisión de la Sala de Vacaciones del Tribunal Constitucional negando la admisión a trámite de la última treta de Puigdemont para evitar que siga vigente la orden de detención ... en su contra. Hoy por hoy, el forajido de Waterloo es la tabla de salvación a la que Sánchez quiere agarrarse para evitar la repetición electoral, formando un nuevo Frankenstein coronado en esta ocasión con el pelucón de Puigdemont. De veraneo le ha cogido la resolución del TC a Conde-Pumpido, que se fue de vacaciones sin haberle arreglado el asunto al que allí le puso para que precisamente le allanara esas 'cosillas' que tanto les castigaban los bajos al separatismo y que tan escasamente contribuyen a su blanqueamiento político, a ese extraño intento de 'normalización' de quienes siguen persiguiendo liquidar España tal y como la conocemos desde hace siglos. Entre el pasmo y la alferecía andan el sanchismo, sus satélites y su infantería mediática, a los que también les ha cogido este revés constitucional al prófugo en Waterloo entre la toalla y el chiringuito, intentando apaciguar a duras penas su sulfurosa indignación con un tintito de verano fresquito en las redes sociales.
La candidez de Pumpido dejando ese flanco abierto recuerda mucho a aquel episodio en la Audiencia Nacional cuando en 2005 el fiscal de turno de la Audiencia Nacional pidió el ingreso en prisión provisional de Otegi por intentar refundar una parte de ETA, a lo que accedió encantado el magistrado instructor que por entonces era... ¡Grande-Marlaska! «Cosas veredes, Mio Cid, que harán hablar a las piedras». La vida de Marlaska está llena de tirabuzones: de vocal del CGPJ propuesto por el PP, a ministro de Sánchez; de meter preventivamente en la trena a Otegi, a seguir al pie de la letra sus demandas para acercar a todos los presos de la banda al País Vasco. Tan perplejo quedó Otegi con aquella petición de cárcel, que en la vistilla soltó aquello de «¿pero esto lo sabe Conde-Pumpido?», frase que acompaña el currículum profesional de Pumpido junto con lo del «vuelo de las togas no eludirá el contacto con el polvo del camino», enfrascado como estaba Zapatero (eran los tiempos en que Otegi comenzó a ser disfrazado de «hombre de paz») en la negociación con ETA.
Ahora es Sánchez el que se ve abocado a negociar con otro presunto delincuente, en este caso huido de la Justicia, que trata de zafarse del Código Penal para que quede sin efecto su orden de captura internacional. Tratará de arreglarlo el fiscal del TC, recurriendo el auto de inadmisión de la Sala de Vacaciones porque para algo él presumió en la tele de que controlaba la Fiscalía, para algo nombró a su ministra de Justicia fiscal general del Estado y porque uno no toma el Constitucional para que luego le jeringuen el cortejo al prófugo. «Y Cándido de veraneo...».