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EL BATALLÓN

Definitivamente apocalíptico

Con el ánimo por los suelos, solo nos queda echar cuentas sobre lo que nos cuesta esta broma

El 'señor Ñ' y Minúsculo-Marlaska

Álvaro Martínez

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Lo peor de todo es la cara de bobo que se te queda cuando cambias de canal la tele y cavilas lo que cuesta ese festival de la ramplonería, por cuánto nos sale esa apoteosis de la brocha gorda, ese hacerse de vientre siempre sobre ... lo mismo (a saber, la derecha, los católicos o cualquier cosa o personaje que a ellos les huela a naftalina) a través de ese decapante que desde años recubre el presunto 'humor inteligente'. Presunto y presuntuoso, porque el remoquete de inteligente es una merced que no merecen quienes, en cuestión de talento o manejo de esa vaselina que es la ironía, son más bien menesterosos. Es cierto que esa banalidad de los cómicos que triunfan hoy, estirando el chicle en este loco mundo, es el reflejo del aguacero de futilidad y otras naderías que el siglo precipitó sobre la sociedad, mientras mantenía entretenido al personal con la revolución digital y otras lustrosas macanas del tiempo nuevo. El chaparrón empezó antes con el Tamagotchi y desde entonces no levantamos cabeza. Ahora, adultos de todo el mundo organizan cacerías de Pokemon. Nos extinguimos, seguro, nos extinguimos...

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